Título: Amour
Director: Michael Haneke
Año: 2012
País: Austria / Francia / Alemania
Duración: 125
Georges (Jean-Louis Trintignant) y Anne (Emmanuelle Riva) son dos ancianos profesores de piano retirados. Un día, Anne se queda mirando al frente sin reaccionar. Cuando Georges la consigue llevar al médico, deciden que hay que operarla de inmediato. Por culpa de un error en la operación, Anne termina por sufrir un infarto cerebral que irá degenerándola hasta dejarla dependiente al 100% de su marido, que sufre cada día más con la situación al verla postrada sin ser más que una sombra de sí misma.
Me gustaría poder empezar el comentario diciendo: Haneke lo ha vuelto hacer. Pero no puedo, salvo que me refiera a ganar la Palma de Oro. Y teniendo en cuenta que en los dos últimos años la han ganado cosas como El Tío Boonme Recuerda Sus Vidas Pasadas o El Árbol De La Vida, no estoy seguro de que estuviese diciendo algo bueno de la película. El caso es que aquí el estilo de Haneke ha desaparecido casi por completo, tirándose hacia una peli muy íntima y cercana a los personajes y abandonando esa frialdad con la que suele narrar y fotografiar el alemán. Siguen los planos secuencia largos y el gusto por las acciones completas, pero aquí la historia con su ternura y dureza y su desarrollo son lo que marcan el compás de la narración. Por otro lado, una historia que pese a lo dura que resulta, es sencilla y obvia a más no poder, perdiendo incluso, por culpa del fatal prólogo con que se nos obsequia, la posibilidad de destruír al espectador con un golpe de efecto violento cuando menos lo esperamos. Además, un final bastante insignificante que solo suma tiempo, aunque eso sí, son unos planos en los que nos reencontramos con el Haneke habitual, que por otro lado tiende a asomarse en cada aparición de Isabelle Huppert. Todo ello, reducido a un mismo espacio y con un juego de elipsis genialmente tapado con los diálogos, otro de los puntos fuertes del film por su realismo y potencia.
Ahora bien, si obviamos la tremenda huella que suele dejar Haneke en sus pelis y que aquí casi no está, nos encontramos, como digo, con una peli dura, de esas que trabajan con la emotividad del espectador por medio del guión y que, si ha sufrido algún caso similar, se aprovechan para hurgar en esa herida. Y digo esto como algo muy positivo. A ello sumamos ese punto de alegría y conmoción en lo más profundo del alma cuando vemos a una pareja de ancianos en la cual uno de los dos sigue cuidando, con devoción, al otro, como si el amor que da título a la película cobrase en esos momentos un sentido real y absoluto. Además, las interpretaciones de Jean-Louis Trintignant y Emmanuelle Riva son para enmarcar. Especialmente la de ella, que cumple a la perfección con esa caída en picado que es su proceso degenerativo. El problema, como digo, es lo obvia que resulta la trama; problema que se resuelve con cierta falta de catarsis con los personajes y con lo que ocurre, también debido a lo poco de Haneke que sigue presente en cada plano.
PUNTUACION
Originalidad/Riesgo: 6.0
Técnica: 7.0
Guión: 7.5
Actuación: 8.5
TOTAL: 7.0
Originalidad/Riesgo: 6.0
Técnica: 7.0
Guión: 7.5
Actuación: 8.5
TOTAL: 7.0
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