martes, febrero 15, 2011

La Venganza Del Sexo

Título: La Venganza Del Sexo


Director: Emilio Vieyra


Año: 1969


País: Argentina


Duración: 87









El Dr. Zoide (Aldo Barbero) es un científico loco que se dedica a raptar gente con ayuda de una especie de monstruo-zombi deforme. Su intención es la de dominar el sexo mediante la ciencia, y necesita gente para ponerlos a practicarlo. Todo ello, por supuesto, tutelado por un cerebro parlante. Pero un periodista (Ricardo Bauleo) se interpondrá en su camino, intentando descubrir su trama, colaborando de cerca con la policía. Para ello, tendrá que enfrentarse a sus guardianes zombis y arriesgarse a ser una víctima más de sus experimentos.

Antes de empezar, y ya que hoy coincide... FELIZ BIG CULO DAY 2011!


Si hay una cosa impresionante en el mundo de la exploitation es la caradura de tantos productores y distribuidores a lo largo y ancho del mundo. Y su pura preocupación por sacar rendimiento a sus pelis. Digo esto por la gran cantidad de escenas introducidas para la versión americana, con desnudos integrales, lesbianismo e incluso orgías, buscando explotar, aún más, el carácter de sexploitation que ya la original tendría de por sí. Y según cuenta Darío Lavia en el 2000 Maníacos (#26), sin pagarle.

Porque sí, la original ya plantea una trama que no es más que una excusa psicotrónica para hacer una peli con algunas tetas, probablemente intentando explotar en lo posible la salida que otras cintas argentinas, como las de Armando Bo con Isabel Sarli, estaban teniendo por lo alto del continente. Que tampoco vamos ahora a llorar porque le estropearan la peli a Emilio Vieyra. Digamos que solo la tunearon un poco para mercados más abiertos que el argentino.

De todos modos, eso, que es una pena no tener una copia de la versión original al menos para compararlas. Y así, ya aviso, que el análisis lo hago sobre esta, imaginándome qué estaba y que no. Pero coño, que teniendo en cuenta lo bizarro del conjunto, tampoco es un problema. Así que termino con las disertaciones sin sentido ni interés sobre la distribución exploit, y comencemos con el análisis.

Siempre procuro evitar comentarios de estética, y todo el mundo es libre con su cuerpo. Pero ante esto yo solo puedo gritar: VIVA LA DEPILACIÓN!


Lo primero, el guión. Ya han visto arriba lo psicotrónico de la idea. Aún así, la trama acaba resultando bastante sosita y anodina, por lo vacía que se queda. Y es que a la falta de información en cosas tan necesarias como el porqué el dr. Zoide (Curiosidad que acabo de aprender: poner una Z después de Dr. hace que mis dedos se escapen a escribir Zaius…) está ahí haciendo esos experimentos o el a qué viene eso de los 200 años de investigación, se le suman partes donde la idea se va por las ramas, dándonos algunos momentos más bizarros como el enamoramiento del monstruo, pero que no ayudan. Y mucho menos aún, toda la parte de la investigación. Pero bueno, eso es un tipo de tramas a las que soy reticente por mí mismo.

Con ello, el ritmo se vuelve totalmente irregular, y eso sumado a los insertos larguísimos de sexo (la peli tarda 15 minutos en empezar realmente, por culpa de los primeros, y calculé que en total pueden superar los 15 minutos) tampoco ayuda a que la historia enganche al espectador, volviéndose cada vez más lenta y alargando en lo posible para llegar a la duración de largometraje. Aún con todos los elementos extravagantes y algún diálogo algo divertido como las rajadas sobre su mujer que hace el barman (Justin Martin), se acaba haciendo pesada. Pero bueno, esto tampoco es totalmente culpa del guión. Porque tampoco hay que obviar la dirección.

El monstruo-zombi mayordomo-ayudante. El verdadero protagonista en la sombra, como todo el mundo sabe.


Desde ese aspecto, hay que reconocer que Vieyra consigue un ambiente malsano y con puntos sórdidos muy interesantes teniendo en cuenta el bajo presupuesto. Pero con el problema de que todo se vuelve exageradamente lento y pesado, especialmente en la parte final. Las secuencias de acción se hacen torpes y sin ritmo, y los momentos de diálogos, extremadamente sosos. Por suerte, algunos planos le van dando golpes de fuerza a la historia, y partes como las del doctor transformándose sí llegan a tener interés.

Además, la dirección de foto de Aníbal González Paz le echa una gran mano en toda esta ambientación, gracias a un uso cojonudo de la iluminación y de la película en blanco y negro, transmitiéndonos un espíritu que proviene directamente de la serie B americana de los 50, y con un gran énfasis con las sombras en los interiores que parece intentar beber del expresionismo. En los exteriores, evidentemente ya no tanto. Es lo que tiene rodar de día, que el sol no es fácil de regular. Y aún así hay un plano de crepúsculo, o quizás una falsa noche, que se hace bastante bonico.

Aunque no se lo crean, hay quien necesita mirar esto un par de veces para asegurarse que el de arriba es el del retrato robot.


Las actuaciones tampoco lo ponen fácil para darle ritmo, que conste. Tremendamente apagadas todas ellas, y solo resultando algo interesante la del mad doctor Aldo Barbero, que aún así se contiene muchísimo y acaba resultando muy poco loco para mi gusto. Que conste que al menos va siendo coherente y algo creíble, con un mínimo de fuerza. Algo totalmente contrario a lo que hace Ricardo Bauleo, tremendamente ineficaz a la hora de conseguir que nos importe un mínimo su personaje, y muy apagado todo el tiempo.

Por parte de Susana Beltrán, algo mejor, aún así forzada en casi todo el tiempo que está en pantalla, y teniendo que interpretar a un personaje tan poco lógico que es normal que se hiciera un lío la pobre con como hacerlo. Y Gloria Prat, otra que tal baila, con una actuación fría y lejana, dedicándose a soltar sus frases y poco más, resultando tan anodina como el protagonista. Si al final los mejores acaban siendo los zombies, el cerebro y el monstruo, que al menos hacen bien su cometido en la historia!

Así son los cerebros parlantes, por si nunca han visto uno.


En el resto del apartado técnico, un montaje de Jacinto Cascales sin alardes ni complejidades, pero tampoco sin demasiados errores más allá de la falta de ritmo, que se le debe atribuír, como decía, más al apartado de la dirección que a ningún otro. Por mucho que desde aquí quieran pensar en lo que alarga las escenas. Único, para destacar, algunos momentos de planos superpuestos como es en la pantalla que me recordó horrores a la de Robot Monster por la técnica, o las transformaciones, fundiendo planos de la mejor manera posible dadas las condiciones. Pero poca cosa más. Como curiosidad, destacar esa diferencia entre las escenas rodadas originalmente y los insertos, con momentos que destruyen el raccord como parejas follando que de repente se convierten en 4 personas por arte de magia, o ver al protagonista poniéndose los gayumbos en un simple cambio de plano. Pero bueno, eso solo son detalles que no restan a la cinta, sino que le dan ese encanto que tiene la explotación.

Aldo Barbero, flipándolo y explicando su plan de dominación.


Y en el sonido, pues quizás no debería meterme demasiado, porque la copia está con el idioma original, pero variando constantemente en los momentos sin diálogos a un sonido que parece totalmente postproducido y que no sería de extrañar que respondiese a la versión americana, con cachos cortados y pegados. Pero bueno, tomándolo como bueno, decir que se queda muy vacío en muchas partes, y con una calidad bastante bajita correspondiéndose con la falta de presupuesto. Aún así, podría rellenarse un poco, porque ese silencio es parte de lo que ayuda a caer en la pesadez a la peli. Y la banda sonora, poco interesante y excesivamente cansina en todas las veces que tenemos que ir soportándola a lo largo de la historia.

Para rematar, podríamos hablar un poco de los efectos, con esas máscaras sacadas de las peores tiendas de chinos de la época (y el led en la del monstruo queda cojonuda, hay que admitirlo), y momentos como el del cuchillo clavándose, que reflejan el espíritu y la base sobre la que se construye toda la cinta. Eso sí, el cerebro al menos, aunque no parezca demasiado un cerebro, una vez nos lo creemos se hace entrañable. Y era uno de los puntos más difíciles de lograr.


Si, zombies guardianes con perros. Qué pasa?


Resumen:
Una peli que, a pesar de su argumento totalmente demencial se acaba haciendo pesada por una mala dirección y un guión no del todo trabajado. Además, los actores no ayudan, y, desde luego, los insertos de sexo que se rodaron para vender en el mercado americano, tampoco.




PUNTUACION

Originalidad/Riesgo: 8.5
Técnica: 6.5
Guión: 5.0
Actuación: 3.0

TOTAL: 6.0

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martes, febrero 08, 2011

Alicia En El País De Las Pornomaravillas (Alice In Wonderland: An X-Rated Musical Fantasy)

Título: Alice In Wonderland: An X-Rated Musical Fantasy


Director: Bud Townsend


Año: 1976


País: USA


Duración: 78









Alice, o Alicia si lo prefieren (Kristine DeBell) es una joven bibliotecaria que se ha pasado la vida sin disfrutar. Un pretendiente, William (Ron Nelson), intenta conseguir que la muchacha se suelte, con escaso éxito. Pero ella empieza a pensar, y se da cuenta al coger una edición de Alicia En El País De Las Maravillas que nunca se ha permitido disfrutar, y comienza a fantasear con ello. Y entra en un mundo de fantasía persiguiendo a un conejo (Larry Gelman) a través de un espejo, donde le enseñarán a dejarse llevar y disfrutar de sí misma y de los placeres que puede llegar a alcanzar.

Qué mágicos son los fundidos...


La historia de Alicia En El País De Las Maravillas es una de esas que han sido reinterpretadas hasta la saciedad. Desde la famosa versión de Disney del 51, más o menos fiel al libro, hasta aquella exploit contra las drogas y la vida liviana de la juventud pecaminosa que la Something Weird produjo en los 60, y que se parecía en el título y poco más que era Alice In Acidland, hay un montón de versiones para todos los gustos. Incluso nos podemos encontrar cine español de la transición que lo recoge para recordar lo amargo de la dictaplasta de Paquito, en Alicia En La España De Las Maravillas.

Así que no era raro que acabara también existiendo alguna versión porno. Que si las hay de Caperucita con Las Aventuras Eróticas De Caperucita Roja, de El Chapulín Colorado en El Pitilín Colorado o incluso de un videoclip, corto o como quieran definirlo como Thriller, con Driller, cualquier cosa es posible. Lo que no es tan normal, aunque ese ejemplo de Driller nos lleve la contraria, es que además, la película sea un musical. Pero bueno, pensándolo un poco, el musical es otro género que se da mezclado con todo con relativa facilidad, que no hay más que pensar en La Leyenda De La Ciudad Sin Nombre o en Happiness Of The Katakuris.

El Sombrerero Loco, con una cabeza al aire.


Lo que está claro es que juntando 3 géneros tan propios y con tantos seguidores fieles como lo es una adaptación de un cuento bastante infantil, el cine porno, y el musical, el productor William Osco sabía que algún nicho de mercado tenía que tener. La cuestión es que no es precisamente fácil de encontrar. Pero bueno, que si no siempre está el público bizarro de la era de Internet para reciclar cualquier producto que se salga de la norma. Y especialmente, si está hecho con el buen hacer de esta cinta.

Porque sí, aunque parezca mentira teniendo en cuenta la clase de peli que tenemos entre manos, está bastante bien hecha. A ver, el guión es corto, pero piensen que es que hay mucho que rellenar con canciones y escenas porno. Pero todo ello está bastante bien hilado, y de hecho incluso la sexualidad de las escenas va subiendo poco a poco (lo poco a poco que permiten los 80 minutos que dura), y siempre está ahí esa pátina de humor de la mayoría del cine pícaro de los 70, que junto a la trama onírica que ya todo el mundo conoce de la obra original, le da un toque muy fresco a la historia. Sí, se le puede echar en cara que son escenas muy salteadas y que se podría explotar más ese lado surrealista. Pero ese defecto también lo tenía la novela original, así que no se le puede echar tanto en cara.

El cuerpo de ayudantes de los reyes, marcándose un baile.


De hecho, es que la novela, en una versión muy resumida, y cogiendo también algunos elementos de Alicia A Través Del Espejo, está bastante bien adaptada al contexto que se nos trata. Y la justificación de esa Alicia en plan joven adulta, pues funciona bastante bien. Evidentemente, todo esto lo digo desde esa superficialidad de la historia que sobrevuela todo el guión que Bucky Searles firma como B. Anthony Fredricks. Pero tampoco busca más.

Igual que Bud Townsend en la dirección, donde se va a una búsqueda de lo simple, sin complicarse demasiado, pero planteando bastante bien la ambientación en el país de las maravillas, y consiguiendo un buen equilibrio entre las partes, siguiendo en gran medida las convenciones de los dos géneros “especiales” que toca, con ese dejar ver las coreografías en los momentos musicales y jugar por el espacio mientras estas se suceden, o meter planos genitales y explícitos en las secuencias porno. En cuanto al resto, consigue que los diálogos primen y sean secuencias que encajan bastante bien con las restantes. Además, permitiéndose algunos momentos de delirio moderno y pop como es la aparición de textos pidiendo a Alicia que corra, o los propios títulos de cada uno de los capítulos. Eso sí, con algunos momentos bastante extraños y poco afortunados en la evidencia de querer suavizar algunas escenas y no hacerlas muy explícitas para hacer la versión softcore, como son raccords donde a la reina le salen pantys, o planos que se colocan de manera imposible para no mostrar más genitalia de lo necesario.

La Reina de Corazones, envidiosa del Rey, tambien quiere cosas con la cabeza de Alice.


Además, con la simplicidad de la fotografía de Joseph Bardo, casi toda en exteriores y con luz natural, en lo que parece un parque o algo similar. Y con ello, pues un buen trabajo que cubre bastante bien y que se combina con la dirección de arte de Ed Duquette, que suple bastante bien la evidente falta de presupuesto que tenían. De este modo, entre los dos le dan a la peli el aire necesario de credibilidad, completándose con los disfraces extravagantes de todos los personajes, combinando esa cutrez con lo sexy y con el mundo ya conocido del país de las maravillas.

Una pena que mucho del trabajo desde estas áreas se vea entorpecido por el montaje de Shaun Walsh, excesivamente torpe en muchos momentos, sin cubrir demasiado bien las roturas de continuidad o planos desenfocados que parecen no tener mucha lógica, dando además la impresión de haber sido cortado para la versión no porno del film, y es que mete algunos cambios que solo se pueden justificar por eso. Y aún por encima con esos extractos metidos a posteriori que sí son porno, que en algún momento están totalmente a machete.

Metanarrativa!


En el sonido de William Wang, algunos altibajos, con momentos donde las voces están más alejadas o con algún eco en el interior de la biblioteca, pero sin grandes problemas. Eso sí, muy vacíos, y diría que dependiendo mucho de la música. Pero qué cojones, si es un musical. Por cierto, música también de Bucky Searles, al igual que el guión, pero ahora firmando con su nombre. No como en sus papeles como actor, que también los tiene, y donde es donde es Bradford Armdexterbre, haciendo de Humpty Dumpty en una secuencia realmente absurda y genial en ese sinsentido porque sí con que se resuelve. Aunque él, algo exagerado y sin toda la gracia que pretendía tener. Y que de hecho sí tiene en el papel de ayudante de la Reina.

Ya dejándolo de lado, y yéndonos a por la protagonista, Kristine DeBell, decir que consigue un buen registro dadas las circunstancias, no siendo ninguna pasada en ningún aspecto pero cantando medianamente, follando y chupando más o menos y actuando bastante bien para ese tono superficial que la peli tiene. Por su lado, Larry Gelman, firmando como Jerry Spelman y haciendo de un Conejo Blanco más o menos interesante, aunque algo forzado y sin ese toque de bufón su traje le exige a gritos. Aún así, mucho mejor que el Sombrerero Loco Alan Novak, muy forzado sobre todo en las primeras escenas que interviene, pero gracias a ello dándole un aire extravagante al personaje, que evidentemente no le viene tan mal. Pero no se hace creíble.

Pobre Humpty Dumpty, intentando curar su impotencia con ayuda de dos enfermeras...


Entre los restantes, destacar al Rey de Corazones, John Lawrence, al que se le ven buenas intenciones, pero quedándose demasiado comedido y solo soltando sus frases. Y la Reina, Juliet Graham, con una genial cara de mala hostia y de altivez, pero siempre siendo traicionada por ella, forzando muchísimo la actuación y sirviendo solo para esa parte porno, aunque ni siquiera tenga demasiado. También hablar de Bree Anthony y Tony Richards, que se pasan el rato retozando y siendo muy buenos en sus papeles, y Ron Nelson, bien y creíble en lo poco que tiene, sobre todo dramáticamente, consiguiendo que el inicio y el final de la película funcionen.


Si, aquí los capítulos tienen títulos muy poco evidentes.


Resumen:
Una peli que no es, ni de lejos, la mejor ni como adaptación, ni como porno ni como musical, pero que combina bastante bien los tres conceptos, moviéndose con ligereza entre ellos, con un trabajo técnico correcto y unas actuaciones que están a la altura de las circunstancias que se le van exigiendo.




PUNTUACION

Originalidad/Riesgo: 8.5
Técnica: 7.0
Guión: 7.0
Actuación: 6.5

TOTAL: 7.5

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martes, febrero 01, 2011

El Gato De Cassandra (A.K.A. Un Día, Un Gato: La Historia Que Nunca Ocurrió)

Título: Až Přijde Kocour


Director: Vojtěch Jasný


Año: 1963


País: Checoslovaquia


Duración: 91









En un pequeño pueblo, el director de la escuela (Jirí Sovák) tiene un grave problema con un profesor (Vlastimil Brodský). Y es que el profesor se empeña en enseñar a los niños sin que pierdan la ilusión en la fantasía, mirando al futuro de un modo progesista, y el director está obsesionado con lo científico, racional y mesurable, desde un punto de vista, además, basado en la tradición. Un día, un circo llegará con un gato que al mirar a la gente sin sus gafitas de sol deja ver la personalidad y la forma de ser de cada persona, dividiéndolos en 5 grupos, cada uno con su color, del que se tiñe cada persona. Esta capacidad revolucionará al pueblo, surgiendo grupos empeñados en que las cosas no varíen al quedar en evidencia por culpa del gato, para mantener su status.

Aquí tenemos al gato confratenizando. O ligando.


Todo el mundo tiene cosas que ocultar. Sin excepción. Eso sí, alguna gente cosas mucho más graves que otra. Pero aún así, si nos coláramos en las casas y la privacidad de los demás, encontraríamos que las cosas sucias están por doquier. Muchísimas series nos lo hacen ver, al basarse en este principio, desde Twin Peaks hasta culebrones como Cristal o las nuevas series de culto como Perdidos o A Dos Metros Bajo Tierra, al aprovecharlo para suplir esa necesidad de continuidad y drama.

Y estas cosillas, estos pequeños o grandes pecados, en muchas ocasiones, van unidos al madurar y eliminar la fe en la fantasía y la ilusión, y al caer en un egoísmo que no lleva a ningún lado. Y por extensión, el buscar solo lo racional y frío en lugar de dejar un espacio también para la fantasía y el amor, aún sin eliminar la fe en el aprendizaje científico. De esto se encargaron de enseñárnoslo, poniéndose del todo a la defensa de la fantasía obras como El Principito, por poner el que creo que sería el ejemplo más claro y puro, o incluso Mary Poppins o Charlie Y La Fábrica De Chocolate.

Los críos, pensando en los problemas del pueblo para dibujarlos en una genial idea técnica.


Y si quieren, esta lucha entre el cientifismo y la razón pura y fría con la fantasía y el amor, se puede extrapolar a la situación política que vivía el pueblo checoslovaco en el 63, con sus amagos de liberalización del régimen comunista, luchando la libertad y la lógica humana contra la burocracia totalitarista fría del sistema. De hecho, no son pocas las referencias directas que se hacen a ello, con grandes momentos como el decir que bastante hay con los poderes conocidos, como para crear algunos desconocidos.

Para ello, una historia sencillita, con el juego con los ciudadanos teniendo que enfrentarse a que sus vergüenzas queden en evidencia y un aire de realismo mágico rodeando toda la historia. El problema es que la historia se queda corta, y a ello se suma que, para simplificar y grabar un poco más el mensaje, es contada gran parte de la misma antes de que suceda, dándole un aire de eterno retorno, pero también de necesidad de relleno. Y eso dejando de lado lo embarullado y a golpes que va la acción y la situación en muchos momentos, especialmente en el paso de la parte central al final, afectando al ritmo y a la evolución de la historia.

Más demostración de trucajes y magia, como le gustaba al pueblo checoslovaco.


No obstante, estos defectos están muy afectados por la pretensión de llegar a la duración estándar, patente también desde la dirección de Vojtech Jasný, donde se nos alarga con momentos como el de la función mostrada entera durante unos 10 minutos, o los bailes inmediatamente posteriores, de otros 6. Es decir, 16 minutos seguidos casi sin contarnos nada, aunque eso sí, de un modo muy estético y agradable. Y de hecho, la función empleándose para contar de nuevo lo que ha ocurrido, pero de un modo mucho más simbólico. Ojo, que con todo esto no quiero dar la impresión de que el sr. Jasný no haga un buen trabajo. Porque sí que nos transmite ese aire de magia durante todo el metraje, siendo capaz de arriesgar y saltarse las normas cuando es necesario con subjetivizaciones bien elaboradas, o tiros realmente interesantes que nos orientan en esa pequeña parte del pueblo que podemos ver.

Pelea de pandillas de Falsos contra Trepas. Épico si no fuese tan limpia.


Además, por supuesto, con un trabajo desde la mesa de montaje de Jan Chaloupek que consigue a la perfección lo que se le exige. Por poner un ejemplo, los juegos con los coloreados de los personajes, que se hacen sin que chirríen casi nunca las capas de las imágenes que se van superponiendo en un juego combinativo entre lo grabado y lo montado que nos lleva, como espectadores, a la fantasía que recrea la historia con trucajes y fundidos cojonudos, sobre todo pensando que era el 63. En cuanto al trabajo más puramente formal, sin demasiados destaques, siguiendo esa línea de sencillez que también se trabajaba en la dirección.

Para conseguir todo este punto de fantasía, también esencial en el trabajo de la dirección de foto de Jaroslav Kucera, donde desde las sombras que permiten la función de magia y después el baile, hasta las variaciones de luz que se derivan de las variaciones de color de la gente, todo está en su lugar y responde a la lógica una vez entramos en la historia, resultando igual de naturales que los planos donde lo que se pretendía era eso, naturalidad y realismo más puro.

No, el Barça no tiene nada que ver. Solo son enamorados bailando de noche.


Y también por parte del sonido un grandísimo trabajo. Desde ese comienzo donde las voces entran a través de la mirada con esa lente de aumento que tiene Oliva, hasta la forma de sonar los avisos en todo el pueblo, creando en él toda una unión, se evidencia la irrealidad que pretende desprender, apoyando el mundo que se nos pretende mostrar y que llevamos comentando todo el análisis. Y eso combinado con la música que se nos mete en la cabeza desde un comienzo, acabando por representar a los personajes y las situaciones precisamente por ese roce y ese acostumbrar al espectador de un modo pavloviano.

Respecto a los actores, que se estaban quedando de lado, pues también admitir su buen trabajo a la hora de transmitir las sensaciones necesarias. Todos ellos, tendiendo a hacer de personajes tipo, estereotipados, pero bien hechos. Lo cual no es poco. Vlastimil Brodský, protagonizando, con ese aire de adulto idealista y algo fuera de la realidad que tan bien viene a estas historias, sobre todo a la hora de que el espectador catartice con él, por ser quien representa nuestra inocencia. Especialmente, al enfrentarse con un antagonista tan de libro como es el personaje de Jirí Sovák. Ambos, además, perfectamente creíbles en esa superficialidad y estereotipos que comentaba antes, ideal para lo que debe ser la historia aún a pesar de infantilizarla mucho al simplificarla tan desmesuradamente.

Por su lado, Vladimír Mensík bien en su papel de bufón del malo, trepa y capullo además de bobalicón, también en ese estereotipo y sin profundizar en absoluto. Y de destacar a alguien, sería a Jan Werich por su capacidad para doblarse en pantalla aunque interpretando, básicamente, al mismo personaje en ambos lados como anciano sabio que cree en la magia gracias a esa sabiduría. Y a Emília Vásáryová, la única un poco más profunda, aunque con poco tiempo en pantalla, y poco diálogo. Pero consiguiendo un personaje que se queda distante y resulta extraño al espectador, apoyando esa catarsis con Robert en su incapacidad de alcanzarla.


Niños inventando la publicidad invasiva?


Resumen:
Una película que, si bien falla bastante en un guión que se queda corto en cuanto a historia, resulta interesante por lo idealista y porque además lucha por la libertad en la realidad. Además, gana muchísimo en cuanto al tratamiento técnico en todas las partes, consiguiendo que el resultado final mejore muchos enteros.




PUNTUACION

Originalidad/Riesgo: 8.5
Técnica: 8.5
Guión: 6.0
Actuación: 7.0

TOTAL: 7.5

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