viernes, noviembre 03, 2006

Aquello



…Pero seguía corriendo. No estaba seguro de que aún me siguiera. No me atrevía a mirar atrás para toparme con el rostro de lo que habíamos desatado apenas minutos antes. Todos ellos estaba muertos ya, o al menos eso era lo que yo pensaba en aquel momento. De hecho, ni siquiera sabía con certeza si el muerto era yo y aquello era el infierno. El terror que invadía mi cuerpo así me lo indicaba. Me empezaba a faltar el aliento, y mis piernas comenzaban a doblarse cada vez que hacía fuerza para impulsarme y dar otra zancada, pero no quería ni pensar en la opción de dejar de correr, por si aquello venía a por mí. Fue entonces cuando a lo lejos pude ver unas luces, que sin duda alguna no podían proceder sino de una casa. Con un último aliento continué corriendo hasta alcanzarla, y comencé a gritar mientras aporreaba la puerta buscando un posible escondite donde tener tiempo para retomar el aliento y pensar en cómo librarme de aquello que no descansaría hasta acabar conmigo, la única persona viva que podía conseguir eliminarlo.

De pronto, la puerta se abrió, y allí aprecié la figura de lo que parecía un hombre armado con un bate.

- ¿Qué ocurre, joven?

- P-por favor, déjeme entrar, mi vida depende de eso.

- Creo que no joven, explíqueme primero cuál es el problema.

- N-no hay tiempo, p-por favor, d-déjeme entrar, e-es usted mi única opción.

De pronto el hombre cerró la puerta, y yo me quedé arrinconado frente a aquello que venía, sin ninguna escapatoria, no podía verlo, pero aún así lo sentía, sabía que estaba allí, agazapado entre las sombras de la noche, sin dejarse ver, buscando el momento preciso en el que atacarme y acabar conmigo. Mientras yo estaba en esa situación, intentando encontrar una pista que me indicara donde podía estar, el estrépito de un cristal roto me sorprendió. Mi corazón dio un vuelco, y mis piernas comenzaron a impulsarme de nuevo con fuerza, cruzando el oscuro campo, en cualquier dirección, lejos de aquello. En el preciso instante en el que arranqué, un grotesco chillido me sorprendió, estaba seguro de que aquello había atacado al hombre con el bate, y él, evidentemente paralizado con el miedo, habría sido asesinado brutalmente, al igual que mis amigos, solo que estos delante de mis propios ojos, antes de reaccionar y comenzar a correr y escapar en aquella dura y larga noche.

Todavía llevaba unos cuantos metros recorridos, cuando volví a sentir aquella infernal presencia tras mí, ya sabía que volvería desde que empecé a correr, sabía que eliminar a los habitantes de aquella casa no le llevaría mucho. Yo había perdido totalmente la noción del tiempo, pero sabía que aquello no descansaría hasta cogerme y asesinarme de un modo totalmente brutal, a pesar de lo cual no dejaría de luchar mientras una sola fibra de mi ser tuviera energía suficiente. Realmente aún no sabía como vencerlo, pero intentaría lo imposible para lograrlo.

Tras atravesar un bosque, y sumergidos mis pensamientos en el modo de vencer a aquello, fuese lo que fuese realmente, me encontré de frente con una carretera, por la que decidí correr, a la espera de encontrarme algún vehículo. Esto no tardó en suceder, y un camión surgió en el horizonte. Corrí a su encuentro, cegado por el sol que comenzaba a salir tras él. El camionero se detuvo, pitándome e increpándome el hecho de que podría haber muerto atropellado. Sin mediar palabra, abrí la puerta del camión, solicitando al transportista que me ayudara a escapar. Este accedió, asombrado ante lo que estaba sucediendo, pero alarmado por mi aspecto.

Una vez hube subido, el parabrisas estalló en mil pedazos, y aquello lanzó al pobre camionero contra mí. Pude esquivarlo por apenas un milímetro, y me escurrí hasta el asiento de conductor, arrancando el motor antes de otra embestida de aquella presencia. Conduje, tranquilo por haberla dejado atrás, o eso pensaba, porque tan sólo unos minutos más tarde, comencé a sentirla de nuevo. Sabía que estaba allí, y por mucho que aceleraba, allí seguía, no lo podía dejar atrás de ningún modo, empezaba a entrar en un estado histérico. Miraba por los retrovisores, pero allí no estaba, tenía que estar dentro del camión, pero no lo podía encontrar. Miré una vez más por el retrovisor, y allí me pareció ver algo, pero mientras lo intentaba ver, un bocinazo sonó.

Esto es lo último que recuerdo, hasta despertar en la ambulancia. Me dijeron que había sufrido un accidente, que mi acompañante había muerto, y que el camión había quedado destrozado. Mientras estaba allí tumbado, recuerdo que comencé a sentir la presencia, de nuevo allí, siempre persiguiéndome. Pensaba que estaba jugando conmigo, y comenzaba a creer que no me mataría. Intenté avisar a los enfermeros que me atendían, pero fue tarde, uno de ellos murió, justo después sentí un golpe en la cabeza, y aquí me encuentro, rodeado de paredes acolchadas y con una camisa de fuerza, a sabiendas de que la presencia continúa ahí, acechándome, entre las sombras, esperando a que baje la guardia para eliminarme a mí, al único que puede encontrar el modo de acabar con ella.


FIN



No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...