miércoles, mayo 26, 2010

El Doctor Mabuse

Título: Dr. Mabuse, Der Spieler - Ein Bild Der Zeit


Director: Fritz Lang


Año: 1922


País: Alemania


Duración: 271









El Doctor Mabuse (Rudolf Klein-Rogge), es un hombre capaz de manipular a su antojo a todos los que le rodean. Con ello, busca siempre su beneficio personal en cualquier ámbito, además del enorme divertimento que le supone manejar así los destinos de la gente. Pero el inspector von Welk (Bernard Goetzke) no se dejará embaucar por sus artes tan fácilmente, y no descansará hasta conseguir desentramar todo lo que Mabuse ha creado para dominar la ciudad.

Emplear la sugestión mental y la hipnosis para ejercer el mal, hoy en día, en esta sociedad tan intelectualizada y escéptica que nos vanagloriamos de tener (cosa que explica el éxito de los programas de Iker Jiménez), parece algo más bien de cachondeo, aunque salgan noticias reales al respecto (como esta). Sin embargo, en las primeras décadas del s. XX, con la psicología funcionando a todo meter como ciencia del conocimiento humano que es, y el excesivo tiempo libre de las clases altas para interesarse por ella y por lo oculto al mismo tiempo, funcionaba mejor, y la presente cinta, o el de El Gabinete Del Dr. Caligari, así lo demuestran.

Y esta sugestión del protagonista hacia los demás en la que, a fin de cuentas, se basa la publicidad pura y dura, se ha entendido en muchas ocasiones como una previsión de la llegada del partido nazi y su aprovechamiento de la debilidad mental del pueblo alemán. No negaré la similitud ni la lógica del planteamiento, pero tampoco pretenderé centrarme en esta teoría que cae, precisamente, en lo que decía antes respecto a las creencias en las profecías que siguen vigentes. Sencillamente, como mucho hay que reconocer el hecho de que el sr. Lang vio lo maleable del pueblo alemán y su debilidad tras la 1ª Guerra Mundial. Como mucho.

Donde sí difiero más con los comentarios habituales es a la hora de catalogar el film dentro del expresionismo ya que, si bien sigue varios de los elementos habituales, especialmente en la cuestión argumental con la psicología y los juegos con la mente como protagonistas, el espacio visual solamente bebe un poco de esos preceptos, teniendo juegos de sombras y arquitecturas mucho más naturalistas que lo sacan del expresionismo puro. Con esto, no quiero decir que escape totalmente del expresionismo, pero sí que solo le coge ideas, dejándolo claro en un momento del film donde al Dr. Mabuse le preguntan sobre el movimiento, a lo que éste contesta que “no es más que un divertimento”.

Con estas pretensiones e influencias, desde la dirección se logra un film con una estructura muy clara, que sigue paralelamente las dos caras de la investigación, jugando incluso con la percepción del espectador mientras no acaba de conocer al Dr. Mabuse y su capacidad para el disfraz y el engaño, cuestión que confunde al principio pero que rápidamente resulta entendible.

Para ello, un montaje muy acertado, que consigue mantener el ritmo en todo momento, fallando solamente en escenas sueltas como la persecución a la salida del casino, donde no acaba de saber orientar al espectador, pero ganando en los momentos más complejos y experimentales (que sí recogen mucho expresionismo), como es el recurso de las palabras que aparecen en la imagen, o los personajes que se multiplican en la perturbada mente de algún personaje hacia el final de la cinta.

Gracias a este buen hacer del montaje y el planteamiento de las dos tramas directamente paralelas al estilo de lo que veríamos en cintas tan diferentes como No Es País Para Viejos o Supervixens, se logra mantener el ritmo y el interés del espectador, a pesar de los 270 minutos que dura la cinta. Y no digo que no se haga larga, que con esa duración sería algo casi imposible, sino que todo el tiempo la historia evoluciona y cambia, y en todos los actos podemos encontrar elementos interesantes y esenciales para la historia, sobrando, si acaso, algo de metraje en alguna subtrama, como serían la de la cárcel o en las partidas del principio. Tampoco el final acaba de convencerme, al alargarse demasiado en la tensión y ser excesivamente rompedor con el resto del desarrollo (aunque dramáticamente sea una buena idea).

A nivel actoral, es otro sitio donde se evidencia la escapada del expresionismo puro que supone la cinta, ya que, exceptuando para las hipnosis, y algún otro momento para evidenciar la locura, los actores están bastante comedidos para lo que es la escuela alemana de esa época. Destaca el protagonista, Rudolf Klein-Rogge, jugando mucho con la expresividad de su cara, pero consiguiendo una frialdad que logra hacerlo creíble y acojonante. Bernard Goetzke, por su lado, mucho más comedido, y sin demasiada evolución, cayendo en un personaje plano, aunque sí consiga hacerse creíble. Del resto, está especialmente reseñable Alfred Abel, que aunque al principio parezca forzado y fuera de la película, al final acaba evolucionando de un modo magistral en su aspecto y movimiento.

Resumen:

Un film que, a pesar de su duración, no se hace especialmente duro de ver, manteniendo un buen ritmo en todo su metraje, y que intenta establecer las teorías del expresionismo solo como un elemento más del que beber, estructurando la narración desde muchas más influencias más naturalistas.






PUNTUACION

Originalidad/Riesgo: 7.5
Técnica: 8.5
Guión: 8.5
Actuación: 8.0

TOTAL: 8.0

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martes, mayo 18, 2010

ultraBrutal (una novela tabloide)

Título: ultraBrutal


Autor: Mike Ibáñez


Año: 2009


País: España


Edición: Glénat, 2009 (ISBN: 978-84-8357-748-6)









Ji Ha Chol, quien probablemente fue antes el judío veterano del Vietnam Abe Newman, es un monje budista zen disidente que crea un lugar/estado/parque temático dedicado a la depravación donde el exceso es la norma. Le acompaña en su cruzada ProAnna, una starlet profeta de la anorexia que es violada por extraterrestres para parir a la nueva mesías Venus-D, y también, en cierto modo, NeoPussy, un hermafrodita artificial.

A veces, cae en nuestras manos un ejemplar de alguna joya que, simplemente, devoramos. Esto es lo que me pasó con el ultraBrutal de Mike Ibáñez. Encontrado en el stand de Glénat del pasado Saló del cómic de Barcelona (viaje propiciado por la fórmula 1 y que a su vez propició la falta de post la semana pasada) y comprado en base a la recomendación de Lord Absence (y lo leído del autor en ameriKana), lo empecé y no conseguí desengancharme.

Nihilismo para el siglo XXI es lo que parece pretender crear Ibáñez en esta autodenominada novela tabloide, influenciada en su texto por Palahniuk, a quien no duda en citar en la suerte de epílogo (bonus traxx) y también por La Naranja Mecánica, que está presente en el constante juego de ultraviolencia y depravación de los protagonistas, empleándose constantemente un montón de términos nadsat (y sigo cerrándome en las referencias que reconoce directamente el propio libro). Y, por supuesto, el espíritu del Weekly World News que tan bien conoce y maneja Ibáñez.

Lo que se nos presenta: una combinación entre el mundo real con referencias al estilo de las del swoosh, el mundo de la propia narración, y más narración que ya se queda en un camino entre ambos mundos. Todo ello dando como resultado una destrucción del sistema de valores establecido en la actualidad, orientándose desde el mejor lugar de la defensa de lo pop y lo borderline, desde la pornografía y la prostitución de las creencias cristianas para adaptarse a la masa, hasta los serial murders, las sectas a lo JonesTown y la cultura basura de la Troma. Y sigo citando influencias referenciadas directamente.

Y todo ello escrito, o más bien escupido, a una velocidad que no deja pie a ningún tipo de descripción que vaya más allá de lo superfluo y directo. Consiguiendo, mediante el empleo de la propia estructura del libro y las tipografías, fotos, esquemas, anuncios… introducir al lector en el mundo de no-ensueño que construye. Destacar al respecto, por ejemplo, una especie de escaleta de un documental (o más bien, como semiaclara el texto, un shockumentary) sobre el propio Ji Ha Chol y su obra, que sirve realmente para hacernos pensar sobre toda la forma de presentarse de este personaje ante la opinión pública, volviendo todo el relato a un contexto todavía más real con la ayuda del juego de las leyendas urbanas.

Además, presenta una serie de personajes que tienen un papel fundamental en la historia, (como es el caso de Ji Ha Chol, ProAnna o NeoPussy, pero algunos más), situándose todos ellos en el extremo de lo pop distópico desquiciante, y cada uno con sus propias vicisitudes y personalidades, aún sin llegar a profundizarse en absoluto en su fuero interno ni en el porqué de sus actos. Claro está que la poca pretensión de hacer una historia de personajes puros, sumado a la locura que es toda la narración, ayuda mucho en la poca necesidad de que los personajes estén bien definidos, y todos ellos cumplen su papel sin problema.

Eso sí, en la narración también se encuentran algunos problemas, y por ejemplo en el giro que supone el comienzo del final (porque a pesar de lo que parece, la estructura del libro es tradicional), todo el ritmo comienza a resentirse, bajándose notablemente el nivel, y sobre todo en los diálogos, aunque al final todo esto vuelva a subir notablemente.

Resumen:

Una locura genial, brutal en su presentación y su contenido, con una cantidad de referencias pop de derribo acojonantes, donde todo lo que es el exploit y el amarillismo se funden en un trabajo que aboga por la destrucción nihilista de los valores morales establecidos.





PUNTUACION

Originalidad/Riesgo: 9.5
Estilo: 9.0
Argumento: 8.5
Personajes: 8.0

TOTAL: 9.0

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lunes, mayo 03, 2010

Kdo Chce Zabít Jessii? (Who Wants To Kill Jessie?)

Título: Kdo Chce Zabít Jessii?


Director: Václav Vorlícek


Año: 1966


País: Checoslovaquia


Duración: 80









La Dra. Ruzenka Beránková (Dana Medrická) investiga un método para evitar las pesadillas. Lo que no sabe es que dicho método saca el contenido de los sueños y lo crea en la realidad. Cuando por despecho le inyecta el método a su marido, el Dr. Jindrich Beránek (Jirí Sovák), para evitar que sueñe con Jessie (Olga Schoberová), la protagonista de una tira cómica que estaba leyendo para intentar crear unos guantes antigravedad, de su sueño salen la propia Jessie y también los villanos El Pistolero (Karel Effa) y Superman (Juraj Visny). Estos personajes, al tiempo que hablan mediante bocadillos de texto y se comportan como si siguieran dentro de un tebeo, comenzarán a destruirlo todo en sus correrías, viéndose la pareja en la obligación de hacer algo al respecto, aunque cada uno intentando beneficiar sus propios intereses.

Es extraño lo poco reconocido y reclamado que está el cine checoslovaco, a pesar de su extrañeza y personalidad. Ya dejando de lado obras como The Cremator, y simplemente centrándonos en las comedias, nos encontramos films del tipo de http://luisefroizpresenta.blogspot.com/2009/07/lemonade-joe.html o la presente cinta nos hacen pensar en ya no solo un uso del montaje especial y absolutamente pegado al mundo del cómic, sino un sentido del humor que también viene de la comedia gráfica a pesar de utilizar mucho juego basado en las líneas de diálogos.

Aquí, lo principal que destaca es el extremo a donde se llega a llevar la estética del cómic, llegando incluso más allá que Batman, con la cual comparte cierto gusto por el bizarrismo y ciertos modos en el tipo de comedia, además de año de producción, curiosamente. De hecho, esas mismas onomatopeyas que veíamos en la serie que hizo pasar a la posteridad a Adam West, están presentes aquí, aunque no demasiado pronunciadas, y lo más chocante es la decisión de que los personajes salidos del mundo del cómic hablen mediante bocadillos con la gente real (y dando pie estos bocadillos a más de un momento absurdo, como el niño que no puede leerlo, y por tanto no entiende a Superman).

Pero eso sí, la utilización de este tipo de gags está bastante bien dosificada para no saturar al espectador, y así queda solo como un aspecto secundario de la trama principa. Trama que por cierto también requiere de una gran suspensión de la incredulidad por parte del espectador, puesto que la ciencia ficción más loca crea aparatos de absoluto delirio pop como es la propia medicina de los sueños, que puede llegar a, por un lado intentar controlar la mente para evitar malos sueños y si es posible meter ideas políticas, y por el otro sacar los sueños a la realidad. Y esto por no citar la propia idea de un ingeniero que da conferencias en universidades de crear guantes antigravitatorios porque los leyó en una tira cómica de una revista científica!.

Es, por tanto, una historia llena de elementos absurdos y delirantes, que se apoya en ellos para ir consiguiendo una trama ligera y entretenida, con sus justas dosis de romance y acción, para hacerlo entretenido. Lo que se echa en falta es un poco más de mala leche en el humor, y algún tipo de subtrama que vaya más allá de momentos concretos, y que pudiera ayudar a rebajar algo la densidad de la principal, y sobre todo ayudarla en esa necesidad de liarse que tiene en la zona central para preparar el final y alargar un poco de más el relato de la misma.

Eso sí, los personajes podrían estar mejor trabajados, y, sobre todo, más presentados, ya que por ejemplo, del protagonista no llegamos a saber exactamente ni qué es lo que hace aunque le supongamos conocimientos de ingeniero, por trabajar en la fábrica, dar conferencias y trabajar con el invento de los guantes. Y los actores tampoco ayudan. Empezando precisamente por Jirí Sovák, quien en un principio parece un personaje mucho más imbécil y patoso de lo que va siendo después, y de hecho no acaba de ser razonable como se presenta en relación a lo que hace. Cosa que lo hace bastante poco natural o lógico (siendo este de los pocos aspectos donde sí se agradecería la lógica). Dana Medrická, por su parte, consigue un aspecto mucho mejor, y de hecho marca bien a su personaje tanto en las partes de mujer mandona, como en las de loca mucho más instintiva que cerebral, siendo por tanto un estereotipo bastante grande, pero no por ello menos gracioso, y más si tenemos en cuenta que pretende llegar a ganar un Nobel.

Los personajes del cómic, pues un trabajo más complejo, al presentarse como entes semivacíos, aunque sin que se llegue a saber bien que pasa con el pistolero, un personaje que interpreta Karel Effa y que se va diluyendo en el film, pasando hacia el fondo a medida que también pierde en su interpretación de malvado, que por cierto nunca llega a conseguir. Esto choca diferencialmente con el personaje de Juraj Visny, Superman, que si bien comienza como un forzudo tonto acaba pareciendo aprender y coger más cabeza, pero siempre mostrándose muy bien ambos como personajes irreales dentro del universo del film. Olga Schoberová, por su parte, hace de Jessi un personaje extraño pero creíble, que nos hace pensar en ella tanto como la heroína que es en la ficción como la mujer entregada que es en el sueño de Jindrich, y consiguiendo compensar muy bien ambos fundamentos.

Para presentarnos todo esto, la narrativa que se nos plantea desde la dirección de Václav Vorlícek y la fotografá de Jan Nemececk es, en contra de lo que parece indicar toda la forma del guión, relativamente sencilla y clásica, aunque con una tendencia hacia el uso de planos largos y abiertos, lo cual ayuda en la separación de los personajes por parte del espectador, y además permite presentar la situación de un modo realista y acorde a las convenciones para dejar el trabajo narrativo más experimental al montaje y al sonido.

Digo esto, evidentemente, porque desde el montaje de Jan Chaloupek y Jaromír Janácek, o más bien desde la postproducción, es donde se da todo el sentido al guión mediante los efectos visuales de las voces, las onomatopeyas, y los efectos más comiqueros. Realmente en cuanto al montaje, se queda como un film también sencillo y que se evita las complicaciones, no teniendo, gracias a esto, fallos destacables.

Y realmente el aspecto más raro es el sonido, hecho por Adolf Nacházel, puesto que si bien hay partes de él sencillas y naturales, existen otras tremendamente extrañas. Ya dejando de lado los sonidos que se escuchan al saltar los globos de texto o ese tipo de efectos, hay partes que, sin demasiada lógica están metidas en postproducción, incluyendo, aparte de voces dobladas, elementos como el jadeo de un perro para justificar su presencia en el diálogo, siendo muchos de ellos totalmente evidentes, y que ayudan en la creación de una atmósfera irreal, aunque no siempre sea lo necesario en relación a lo que nos cuentan en pantalla. Resalta, eso sí, la escena onírica, conseguida en gran medida gracias al sonido.

También ayuda en esa escena el departamento de arte, dirigido por Karel Koci, consiguiendo un ambiente de irrealidad fantástico. Y por terminar con el aspecto técnico, comentar lo justito de los efectos en cuanto a paredes y rocas, evidenciando demasiado el cartón piedra, frente a lo bien conseguido en el resto, siendo todo sencillo y barato (golpes, cosas arrancadas, disparos…).

Resumen:

Una comedia extraña, con elementos tremendamente absurdos y delirantes, y un buen trabajo desde detrás de las cámaras, que no obstante se ve algo afectada por algunas de las actuaciones, y por el desarrollo de los personajes.






PUNTUACION

Originalidad/Riesgo: 9.5
Técnica: 7.5
Guión: 8.0
Actuación: 7.5

TOTAL: 8.0

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