lunes, agosto 19, 2013

El Miedo Del Portero Ante El Penalti (Die Angst Des Tormanns Beim Elfmeter)

Título: Die Angst Des Tormanns Beim Elfmeter


Director: Wim Wenders


Año: 1972


País: República Federal Alemana / Austria


Duración: 101










Joseph Bloch (Arthur Brauss) es un portero de fútbol al que expulsan tras agredir a un rival y al árbitro. Debido a esto, se gana unos días libres, que empleará en ligarse a desconocidas hasta que a una de ellas decide estrangularla. Eso lo llevará a un pueblo fronterizo donde vive una antigua novia para alejarse de la ciudad y estar un poco tranquilo respecto al asesinato y a sí mismo.

En el mundo del fútbol siempre se habla de los porteros como una especie de raza de jugadores especiales, extraños y diferentes. Tipos que, de pequeños, tomaron la decisión de no ser el chaval que marca los goles y da los triunfos, el popular y molón, sino el que los evita y frustra las opciones del contrario. Como una especie de Papá Noël que entrase en la casa del vecino para después darte sus cosas, en lugar de traerte regalos nuevos. Pues con esta extrañeza juega esta película, con cuyo título más de uno y una podría pensar que esto se trataba de una especie de Evasión O Victoria, pero con el vacío existencial y la angustia vital ocupando el lugar de los nazis a la hora de enfrentarse en un encuentro futbolístico. Pues no. Aquí fútbol casi no hay, para eso vayan a su estadio local, que seguro que su equipo agradecerá su desembolso económico. El vacío existencial sí lo hay, pero aquí se habla de la vida privada de un futbolista, inhabilitado durante un tiempo por agredir a un contrario y al árbitro, que tras cargarse a una muchacha aleatoria termina por reencontrarse con una vieja novia, más por combatir superficialmente la soledad que por amor o por interés hacia ella más allá del sexo. Una historia sucia, incómoda y que plantea, por esos derroteros, la soledad del alma humana y el sinsentido existencial en el que nos movemos, desde la propia perspectiva de ese tipo extraño y solitario que, perfectamente, encaja en el rol de portero.

Una puesta en escena a la altura de la sordidez de la historia, muy en la onda de tantos otros ejemplos del nuevo cine alemán, recordando en su fotografía más a Fassbinder que al propio Wenders -cosas del presupuesto, imagino-, gracias a ese tono de color apagado e incómodo para la vista, ese granulado perfectamente perceptible o esos escenarios naturales descuidados y sucios. A ello sumamos la actuación de Arthur Brauss, distante y frío, convirtiendo a su personaje en un perfecto psicópata y el propio ritmo pausado que a Wenders le gusta tanto, casi sin música y jugueteando además con tramas que rodean al personaje sobre la muerte de un niño en las inmediaciones del pueblo en el que se hospeda. Todo listo para intentar acercarnos al miedo a ser descubierto del personaje, y sin embargo, solo nos lleva hacia su vacío vital interior.


PUNTUACION

Originalidad/Riesgo: 8.5
Técnica: 7.0
Guión: 6.0
Actuación: 7.0

TOTAL: 7.0

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