El Erótico Enmascarado

Título: El Erótico Enmascarado


Director: Mariano Ozores


Año: 1980


País: España


Duración: 87

 
Manolo (Fernando Esteso) tiene un problema, y es que, a pesar de que años atrás fue un famoso actor porno superdotado, ha perdido su potencia sexual hasta el punto de volverse impotente. Todo por culpa de un desafortunado accidente en la cama. Y su novia Julia (Azucena Hernández) no aguanta más sin tener relaciones. Ahora Manolo debe ir a la clínica del dr. Alcañices (Antonio Ozores), un psiquiatra especializado en patologías sexuales que además no dudará en engañarlo para tener una excusa con la que divorciarse de su mujer, Marta (María Salerno), y así poder casarse con su amante, Azucena (África Pratt).

El nivel de absurdo a la hora de plantear un guión se puede mostrar ya desde el título, como ocurre en esta cinta. Una constante de humor grueso como marcan los cánones de la factoría Ozores, y más desde la llegada de la democracia. Una democracia de la que empieza hablando nuestro protagonista en una clase, dejando también pie a la crítica política y a los chanchullos que han venido a ser una tónica en todos los años democráticos de España (y en los antidemocráticos, vaya), dejando así unas cuantas pinceladas de ataque a la clase gobernante (y riéndose bastante de ambos lados) en medio de un guión donde el enredo y la falsedad de la gente son la base para un humor de chascarrillo simple pero efectivo y la muestra, sobre todo en la primera parte de la película, de señoras en porretas. Eso sí, al final el guión deja algunas cuestiones abiertas y no acaba de cuajar el comportamiento de algunos personajes, pero ya da lo mismo mientras la situación se vuelva lo más absurda posible.

Por supuesto, la dirección no deja nada a la imaginación en cuanto a esos cuerpos femeninos, y la base del desarrollo del film está más en el avance por diálogos que por acción, estableciendo secuencias largas en escenarios muy determinados, donde la evolución de la acción se alterna con conversaciones rocambolescas y llenas de malentendidos, en más de una ocasión con una segunda lectura picantona y donde no escasean los momentos que parecen más improvisaciones sobre una base que un guión cerrado e interpretado en sí mismo. En lo relacionado a la técnica, nada destacable, factura simple y de búsqueda realista en todos los aspectos visuales, con un par de momentos buenos pero sin pretensiones de destacar en absoluto, y un trabajo de sonido con doblaje pero bastante bien efectuado. Es decir, la tónica ozorista de la época.

PUNTUACION

Originalidad/Riesgo: 6.5
Técnica: 6.0
Guión: 5.5
Actuación: 6.5

TOTAL: 6.0