lunes, agosto 24, 2009

Coffy

Título: Coffy


Director: Jack Hill


Año: 1973


País: USA


Duración: 91











Coffy (Pam Grier) es una enfermera cuya hermana pequeña ha caído en el mundo de las drogas. Ante esto, decide vengarse de los que la engancharon, acabando por enfrentarse a las altas esferas del crimen que destroza la vida de la población negra. Tras una charla con un policía amigo que acaba con este en el hospital se da cuenta de que deberá estar sola en esta cruzada.

No es fácil pensar en los sesenta/setenta y en la población negra, y no acordarse de Malcolm X, Martin Luther King, y los movimientos por la igualdad de derechos civiles en general. Bien, pues sobre eso es sobre lo que trata, en gran medida, la blaxploitation, y por ende, el presente film, uno de los más característicos del género. Aquí, podemos encontrarnos desde la dura crítica a las pocas oportunidades que los negros que tenían de salir adelante, hasta la facilidad con que podían encontrar drogas, y como la poca unión entre ellos y el venderse a los mafiosos y hombres de negocios blancos solamente les traía más pobreza.

De todos modos, no crean que la tónica general del film es una reflexión y una muestra sociopolítica al estilo de Ken Loach, sino que aquí, el mensaje se combina con su buena dosis de disparos, violencia, tetas, persecuciones… vamos, los elementos básicos y clásicos de toda exploitation que se precie de serlo. Y sobre todo, hechos con un presupuesto limitado que no hace sino darle más encanto a la cinta.

La historia se nos cuenta de un modo bastante veloz, empezando con una escena que deja las cartas sobre la mesa de quién es nuestra protagonista, y a que dedica el tiempo libre. Pronto sabremos sus motivos, y quién está a su lado, para, de este modo, saberlo todo sobre ella y obligar al espectador a ponerse de su lado y sufrir con ella las vicisitudes que irán ocurriendo en su cruzada. Todo ello con un ritmo muy bueno, con un par de giros que dan mucho más dramatismo a la historia, y nos obligan a ver esta situación entre la población negra que citaba antes, y un final con un clímax muy bien logrado. Se le podría achacar, eso sí, un exceso de prostitución sentimental para decantarnos por la opción de apoyar a la protagonista mediante el hecho de mostrarnos un hospital de niños drogadictos (remarcando que consumieron todo tipo de drogas y que el más pequeño solo tiene 9 años), pero que de todos modos no se explota demasiado y es de esos recursos favorables para el ritmo del relato.

Desde el trabajo técnico, pues se logra retratar el ambiente sucio de los barrios bajos donde está situada la historia, con un muy buen trabajo en este sentido también en los interiores que nos muestran la decadencia de las mansiones de los capos de las mafias que controlan todo el percal de las drogas y la prostitución, así como los que se dedican al menudeo en estas lides. Cuenta con un uso de la cámara y una fotografía bastante tradicionales, pero marcados ya por la llegada de los años 70 y las nuevas tendencias que la llegada del cine independiente había traído, con planos menos frontales y menos de libro que en la etapa clásica, dándole un aire más desenfadado a la cinta, pero sin experimentar en absoluto nuevas ideas ni lograr ningún plano especialmente recordable, aunque podría mencionar el zoom hacia la chimenea del proxeneta, al mismo tiempo explicativo y autocensor.

El montaje, al servicio del guión totalmente, consiguiendo un ritmo aceptable en toda la cinta, y solamente con algunos errores de raccord, con un estilo bastante sencillo completamente centrado en la protagonista, y con algún cambio de escena bastante bueno, como la que citaba del centro de niños yonkis. La música, pues bien ambientada para el género blaxploitation, casi toda ella compuesta de un funk que, en ocasiones, nos permite entender mejor lo que tenemos en pantalla con la letra, dando un toque la mar de divertido al film, la verdad.

Donde más falla es en el nivel de actuaciones, con una Pam Grier que, especialmente en los primeros compases de la cinta fuerza demasiado la actuación, mejorando en partes posteriores, logrando dar una personalidad definida a su personaje, y un William Elliot que hace un papel más que decente pese a la poca calidad de los diálogos en más de una ocasión. También querría destacar a Robert DoQui y su estereotipo de proxeneta negro, pero bien interpretado, consiguiendo dar la grima necesaria y demostrar que es un hombre malo al que debemos odiar. El resto, pues dentro de la corrección, y poco más, no destacando ninguno.

Resumiendo, una película que, bajo los divertimentos de la exploitation nos ofrece una reflexión sobre la situación de los negros en la sociedad norteamericana de los años 70, de un modo correcto y entretenido, aunque sin grandes alardes para ello.







PUNTUACION

Originalidad/Riesgo: 8.0
Técnica: 7.5
Guión: 7.0
Actuación: 6.5

TOTAL: 7.5

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