lunes, noviembre 17, 2014

Cineuropa 2014 (VIII): Las Altas Presiones

Título: Las Altas Presiones


Director: Ángel Santos


Año: 2014


País: España


Duración: 95









Miguel (Andrés Gertrúdix) vuelve a su Pontevedra natal para localizar algunos espacios para una película producida por madrileños. Una vez que llega a su ciudad los espacios y la gente que conocía vuelven a surgir, y su visión de lo que le rodea le hace replantearse hacia donde se dirige su vida. Sus proyectos de gran cineasta se han ido diluyendo, las ganas ya no son las de cuando tenía 20 años y ahora mismo no tiene demasiado a lo que aferrarse dentro de su vida. Así, pasa sus días entre el trabajo visitando lugares abandonados, hablando con viejos amigos y pretendiendo reconocerse a sí mismo.

La relación entre la crisis económica y una cierta apatía personal que se respira a nivel social es algo obvio y evidente. No es necesario ponernos a escribir una tesis al respecto, creo. Y si es necesario no lo voy a hacer yo aquí. La cuestión es que esta relación se hace evidente y simbiótica en el film, en el que un treintañero cansado de su trabajo y su vida recorre Pontevedra acercándose a lugares abandonados y dejándose llevar por el paso de los días y sus pequeñas alteraciones en la monotonía. El hastío es lo que domina su personaje, y por tanto el film entero, que gira a su alrededor con pequeñas historias personales que le tocan, pero quedándose en un exterior extrañado e incómodo, nunca cerrándose y siempre dejando puertas abiertas hacia posibles derivas. Vamos, todo muy real y cercano, con ese carácter de dejadez como principal argumento narrativo para contar unas historias pequeñas que juntas hacen una peli también pequeña y modesta.

La cinta sigue, durante todo el metraje, al personaje de Miguel, consiguiendo Andrés Gertrúdix mantenerse correcto y dentro del mismo todo el tiempo, con comedimiento y mucha calma en ese personaje con el que no es difícil empatizar, sobre todo dentro de esta generación que estamos rondando los 30 y comprendemos perfectamente esa crisis existencial donde el abismo que encontramos delante se hace patente. En ese sentido, el film aguanta bien, y sus pretensiones, honestas y sencillas también ayudan a apreciar el trabajo hecho. La cuestión es que es una cinta que no llega a aportar excesivamente, resultando simplemente un pequeño relato generacional que llega algo tarde y que acaba resultando también demasiado apático en su forma. La narración, sencilla y directa, que solamente se permite algo de contemplación en los espacios abandonados que graba el protagonista para su trabajo, es también coherente con el resto del film, y es que eso es lo que queda tras verlo, una sensación de honestidad y coherencia.

A destacar, eso sí, ese pequeño canto hacia Pontevedra y sus guiños a la zona, especialmente importante en la cuestión musical con la inclusión no solo de Unicornibot en un concierto dentro del Liceo Mutante (como éste) que no podría más que hacernos sonreír a los que hemos vivido precisamente eso, sino también con otros grupos en la banda sonora, como los Fantasmage o los Telephones Rouges. También los espacios, los movimientos, las charlas, desprenden ese amor hacia lo propio, hacia los espacios conocidos y eso se agradece como espectador.


PUNTUACION

Originalidad/Riesgo: 4.5
Técnica: 7.0
Guión: 6.0
Actuación: 7.0

TOTAL: 6.0

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