martes, agosto 31, 2010

The Chinese Boxer (Aka Hammer Of The Gods)

Título: 龍虎鬥 (Long Hu Dou)


Director: Yu Wang (AKA Jimmy Wang Yu)


Año: 1970


País: Hong Kong


Duración: 86









Lei Ming (Jimmy Wang Yu) es un estudiante de Kung Fu. Un día, Diao Erh-Yeh (Hsiung Chao) entra en su escuela, amenazando a todos los alumnos. Cuando es vencido por el Maestro Li (Mien Fang), jura venganza, y no tardará en llegar con un karateka japonés llamado Kitashima (Lieh Lo) y dos alumnos suyos. Los cuatro juntos destrozan la escuela y matan a casi todos los allí presentes para montar un casino y hacerse ricos extorsionando al pueblo. Mientras, Lei Ming se recupera y se prepara para luchar y liberar al pueblo, al tiempo que venga a su maestro y a sus amigos.

La bonita dirección de foto en el dojo.


Como en todo en esta vida, en el mundo de las artes marciales la gente tiende a defender su posición enfrentándose a aquellos que piensan distinto. Y es que el ser humano está obsesionado con tener razón, cueste lo que cueste. Solo que en casos como el de las artes marciales, si se decide luchando, pues es mucho más entretenido que viendo a los famosos en los programas del corazón o a los políticos en el parlamento. Y como en esos casos, hay mucha gente dispuesta a usar la ventaja de salir victorioso y coger fama para sacar tajada.

Y de esto va la peli. Con una estructura que sigue esos preceptos tan bien definidos del cine de artes marciales de los Shaw Bros. (que ya definí aquí), presenta una primera parte con un ritmo algo lento, relacionando a la perfección las distintas artes marciales que los protagonistas y antagonistas dominan, pasando a una parte central más simple y directa, donde ya se mejora considerablemente el ritmo. Especialmente en el giro que supone el ataque a la escuela, influenciando con ello a alguna peli posterior e importante en la expansión del género a occidente como es Furia Oriental.

Entendieron mal qué es lo que se deja como la bandera de Japón.


Pero donde realmente se justifica el film, recayendo ahí su fuerza, es en la parte final, naciendo en el entrenamiento, simple y elíptico pero efectivo a nivel narrativo, hasta la lucha final, pasando por la lucha contra la guardia del casino, de donde nacen los 88 Maníacos de Kill Bill de un modo bastante evidente. Al menos su aparición desde todas partes. Además, destacar la poca introducción de tramas paralelas, solo sirviendo de refuerzo la también estandarizada relación con la hija del maestro por parte del protagonista, al igual que las malas artes de los villanos de turno.

Al sr. Tarantino seguro que le suena esto.


Destacar, desde el punto de vista de la dirección, el buen criterio de Jimmy Wang Yu de cara a todo el juego dramático, siguiendo, con el apoyo del trabajo de foto de Shan Hua, los estilos propios del cine de artes marciales y que los Shaw Bros. impusieron. Esto es, lleno de zooms locos, movimientos de cámara casi imposibles en otros géneros, y una serie de falseamientos, sobre todo en los saltos, excesivamente evidentes. Destacaría el tratamiento ambiental de toda la parte desarrollada en la nieve, y especialmente el primer duelo, que consigue, mediante el ataque con armas arrojadizas y el trabajo técnico, convertirse en una escena que podría salir del cine del sr. Leone.

Por otro lado, destacar el exceso de montaje en algunas de las peleas, dejando entrever, quizás, poca planificación o mal trabajo en las coreografías. Aún así, el montaje de Hsing-Lung Chiang destaca por depararnos demasiados momentos de excesiva presencia, como es el del acercamiento a Kitashima en lugar de hecho con un zoom, hecho con varios acercamientos al ritmo de la música que consiguen mucha tensión, aunque sacando al espectador al ser tan raro. También en algunos momentos de conversación se acaba haciendo demasiado presente y protagonista, al introducir contraplanos sin sentido y rompiendo el ritmo, o incluso ejes, de un modo demasiado raro. Pero no quiero tampoco decir que sea un montaje de mierda, puesto que algunos momentos sí está tremendamente acertado, apoyando a los falseamientos y al sentido dramático de la historia, como sería la persecución por entre la hierba y el duelo posterior, o en la gran mayoría del tiempo de combate.


Como en Five Fingers Of Death, pero hecho 2 años antes.


El sonido, hecho por Yung-Hua Yang, extraño, puesto que por un lado parece tratado todo demasiado en postproducción (puede ser algún retoque y remasterización digital moderno, y de hecho suena a eso), pero por el otro, se ve bien sincronizado con toda la escena, y solo determinados momentos se evidencian al 100% como posproducción en cuanto a lo exagerado de los golpes o, sobre todo, el curioso sonido de las espadas entrechocando.

Las actuaciones, pues normalillas para una peli de estas características. Incluso las coreografías resultan, como dije antes, no demasiado espectaculares, pareciendo algunas, como la que enfrenta a Tanaka (Cheng Wang) con el propio Lei Ming al final de la cinta, excesivamente lentas y preparadas. Aún así, gente como el propio Wang Yu o Lieh Lo sí demuestran estar a la altura de las circunstancias y se mueven con soltura en los planos fijos de los combates, consiguiendo dar emoción y espectacularidad a la lucha. También a buen nivel Hsiung Chao (aunque el judo es mucho menos espectacular y por eso no acaba de molar), y Mien Fang en sus dos demostraciones.

En cuanto a su trabajo dramático, lógicamente mucho menos importante que el de artista marcial, Wang Yu peca de ser excesivamente plano y no evoluciona lo que exige su personaje, ni expresa nada en ningún momento. Por encima se sitúan Lieh Lo y Hsiung Chao, que al menos consiguen convertirse en villanos dignos de ser odiados, con bastante carisma. Y Mien Fang, pues convertido en un estereotipo de maestro y punto. Entre el resto, nada destacable en exceso.

Nieve y artes marciales, qué bonito queda aún cuando los malos están en superioridad.



Resumen:

Un film que, desde los cánones esenciales del cine de artes marciales, encuentra algunos aciertos bastante interesantes desde el guión y la dirección que lo sitúan por encima de la media, aún a pesar del excesivo protagonismo del montaje.





PUNTUACION

Originalidad/Riesgo: 7.5
Técnica: 7.5
Guión: 8.0
Actuación: 7.0

TOTAL: 7.5

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