martes, agosto 24, 2010

Happy End

Título: Happy End


Director: Oldrich Lipský


Año: 1966


País: Checoslovaquia


Duración: 71









Bedrich (Vladimír Mensík) nace en la guillotina, se pasa sus primeros años en la cárcel, se enamora de su mujer Julie (Jaroslava Obermaierová) tras reconstruirla en la bañera y ahí ve que empiezan los problemas. Porque ella tiene algo con Ptacek (Josef Abrhám), y a él no le parece bien. Así que deberá tomar medidas. Todo esto le va ocurriendo a Bedrich porque su vida se organiza al revés, jugándose en el montaje con la inversión de la acción, elemento principal para entender el film.

Montando a la mujer, que un poco de gore siempre mola.


El hecho de que el tiempo en el cine no es continuo y lineal es algo totalmente asumido por cualquier espectador. Flashbacks o elipsis son técnicas narrativas que ya desde la época más primitiva se fueron convirtiendo en elementos básicos para entender el devenir de las historias contadas en películas. Pero claro, a veces hay que ir más allá e intentar complicar más las cosas, y así vemos roturas dentro de la realidad y la ensoñación, como es el caso de Olvídate De Mí, de relaciones de continuidad y lógica como en Un Perro Andaluz o inversiones en la historia narrada como el caso de Irreversible o la presente. Aunque esto último con la diferencia de que aquí toda la imagen está al revés, y se nos cuenta la historia desde el punto de vista de que la vuelta es el sentido correcto.

Y es que el guión de Happy End es realmente extraño, con el protagonista hablándonos mediante voz en off y desde el punto de vista de que lo normal es que todo ocurra así. De este modo, la muerte es el nacimiento y viceversa, al igual que desde nuestra óptica, que estamos habituados a viajar hacia el futuro en nuestro trayecto vital, en lugar de envejecer, rejuvenece como le ocurría a Benjamin Button. Además, las partes dialogadas funcionan cojonudamente, con las réplicas intercambiadas en gran medida, pero no totalmente, e incluso jugando continuamente a malentendidos en las mismas que consiguen dar la guinda a todo el humor absurdo que supone el centro de la película, frente al drama tópico y simplón que resultaría de estar montado en el sentido tradicional.

Saltar con los pies por delante, cosa tremendamente peligrosa.


Para todo esto, por supuesto, el guión se salta a la torera ciertos elementos de lógica como serían los contenidos de las elipsis o que él en la historia conteste correctamente, como si viviera hacia adelante. Pero claro, una vez que el espectador ha subido a la historia y la da por válida, no tiene sentido bajarse por esas pequeñas cuestiones, que no hacen sino que gane en cuanto a experimentación y extrañeza. Donde sí se le podría echar en cara algo es en el final, excesivamente cortante y parco, aunque bastante bien situado teniendo en cuenta que una vez que estaba todo ya explicado solo el humor absurdo pero en la misma línea podía seguir aportando interés al conjunto.

Para ello, la puesta en escena que toma Oldrich Lipský es bastante sencilla, sin demasiadas experimentaciones extrañas, y bebiendo directamente de los formalismos de cine mudo más que del cine de la época clásica. Además, con la ayuda de la foto de Vladimír Novotný, con quien colaborara ya en Lemonade Joe, el planteamiento y el uso de cámara están perfectamente diseñados para la inversión y divertimento con el efecto de las cosas ocurriendo al revés, aunque con algún momento extraño como es el del tren, que si se fijan, está grabado circulando hacia atrás y luego dado la vuelta, en un extremo de lo extraño al circular hacia delante pero entrándole el humo en la chimenea, pero también en un error en relación con el resto del film.

Ahí tenemos dicho tren, circulando hacia adelante.


Todo ello, por supuesto, primando el trabajo de montaje de Miroslav Hájek, sin apenas errores ante lo que podría ser. Solo echar en cara algún corte excesivamente brusco. Pero bueno, incluso destacándose el juego de montajes paralelos en varios momentos. Hay que decir, por cierto, que aparte de invertir el sentido, también la velocidad de movimiento parece variar en varias ocasiones, acelerándose y ganando más en extrañamiento. Y además, con un buen ritmo dadas las circunstancias extrañas en las que se decidió montarla. Así que, sobre todo, hay que destacar lo bueno de la complejidad del trabajo y lo innovador, aunque fuese incluido en la idea principal con la que surgió la realización del film.

Qué raro es ver a la gente comiendo hacia atrás.


Esta reversibilidad del montaje resalta frente al sonido, que sí va en el sentido habitual, consiguiendo hilar todo de un modo correcto y que no sea incómodo para el espectador orientarse en la situación vivida. De todos modos, sí que invierte varios momentos para saltarse las chapas legales y cosas que no interesan, dando pie a elipsis que juegan con la rareza de la peli. Los diálogos, de todos modos, no están grabados al revés, sino que dan la impresión de que los actores los soltaron al revés en la grabación, y el sonido que nos llega es un doblaje que, se adapta y entra a la perfección en la imagen.

La música, siempre presente, apoya también la continuidad, jugando con temas entre los que priman obras clásicas como La Gazza Ladra de Rossini que se mezclan con la propia música original compuesta por Vlastimil Hála, y a un volumen muy por debajo del resto de sonidos, solo apoyándolo y apoyando la continuidad a excepción de momentos puntuales.

Las actuaciones, además de tremendamente complejas por el tema de haber hablado al revés, pues bastante simples al tratarse de una película donde la mímica juega un papel fundamental. Además, el exceso de voz en off y las conversaciones invertidas hacen que ninguno de los actores lleguen a tener posibilidad de hacer que sus personajes vayan consiguiendo profundidad. Aún así, hay que reconocer un buen trabajo por parte de Vladimír Mensík, creíble y extraño a la par, igual que pasa con Jaroslava Obermaierová. Y Josef Abrhám, por encima de ellos, siendo un personaje donde el absurdo rezuma en todos los gestos y en todos los momentos, consiguiendo en el tiempo que está ser un antagonista perfecto para la cinta que se trata.

La hija, sacando dinero de una simple hoguerita.



Resumen:

Una peli extraña e innovadora, que consigue hacerse tremendamente divertida en cuanto al humor absurdo y sencillo con el que juega, además de lo extraño que es el hecho de que esté montado con todo el movimiento invertido, yendo mucho más allá de simplemente contarla al revés.





PUNTUACION

Originalidad/Riesgo: 9.5
Técnica: 8.5
Guión: 8.0
Actuación: 8.0

TOTAL: 8.5

1 comentario:

new friend dijo...

Happy end, que gran pelicula de antaño. Igual que tendria un final feliz si me tocara la lotería. Ahora se puede echar la primitiva desde apps que te avisan si tiene un final feliz.

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