Título: Viskningar Och Rop
Director: Ingmar Bergman
Año: 1972
País: Suecia
Duración: 91
Lo primero, la sinopsis: Agnes está realmente enferma, y los únicos seres que le quedan en la vida son sus dos hermanas Maria y Karin y su criada Anna. Las vidas de estas mujeres se mueven entre dicotomías y falsedades que les permiten establecer lazos entre ellas, y aunque se conozcan desde niñas, ni siquiera son capaces de mostrarse a sí mismas como son.
Una vez más, el señor Bergman nos demuestra que se trata de uno de los mejores observadores y conocedores del ser humano que haya existido jamás, o al menos de los que lo hayan intentado demostrar artísticamente. Los personajes, perfectamente desarrollados, nos dejan ver lo más profundo de sí mismos, al tiempo que nos obligan a analizarnos a nosotros mismos, reflejados en la dualidad que el mentirnos a nosotros mismos sobre nuestra forma de ser para poder soportar la vida social nos provoca poco a poco, quemándonos y destrozándonos mientras sentimos la muerte acercándose inexorablemente (tomen análisis profundo, pero es que no se me ocurría nada menos pedante). Pueden ustedes pensar que esta idea es un poco simple y evidente, pero bueno, para eso está el arte, para mostrarnos las cosas de modo que parezcan evidentes y hacernos reflexionar sobre ellas.
Todo en este film está en su sitio adecuado en el momento que debe. Es uno de los mejores ejemplos de desarrollo de personajes que he visto jamás, con una ambientación y una narrativa sencillamente magnífica, que no teme introducir elementos de bizarrada para presentarnos a los personajes (solo diré una cosa: cristales en la vagina) y va creando una tensión que crece, crece y crece hasta un clímax sorprendente (spoiler: hay un elemento zombie cojonudo) y desde luego, unas actuaciones rozando la perfección, como es habitual en el cine de Bergman, siendo imposible destacar a ninguna de las 4 mujeres protagonistas (y teniendo en cuenta que una de ellas es Liv Ullmann, quiere decir que el nivel es realmente muy alto).
Todo esto, además, con una duración de unos 90 minutos que pasan con una velocidad brutal, prácticamente sin permitir respirar ante lo tremendamente crudo y personal que tenemos en la pantalla, demostrando que no es necesario hacer cine con planos muertos y duraciones de cientos de minutos para llegar a la profundidad más absoluta que el cine nos puede mostrar, y además crear sensaciones de auténtico terror en el camino.
Por poner alguna pega, que ya parezco un enajenado idólatra de Bergman (que reconozco serlo de muchos de sus trabajos), establecer lo extraño de la vuelta de los flashbacks al tiempo actual. Al principio me dejaron desubicado sin saber si seguía viendo el tiempo pasado o ya habíamos vuelto, pero realmente podríamos definirlo como un fallo menor, puesto que a lo largo del metraje se hace más sencilla la comprensión.
Resumiendo, que este es uno de esos films que se van directos a los de visión obligatoria para mejorar como persona. Todo en él se mueve en unas cotas de calidad altísimas, y supera con creces las pretensiones que se plantea.
Una vez más, el señor Bergman nos demuestra que se trata de uno de los mejores observadores y conocedores del ser humano que haya existido jamás, o al menos de los que lo hayan intentado demostrar artísticamente. Los personajes, perfectamente desarrollados, nos dejan ver lo más profundo de sí mismos, al tiempo que nos obligan a analizarnos a nosotros mismos, reflejados en la dualidad que el mentirnos a nosotros mismos sobre nuestra forma de ser para poder soportar la vida social nos provoca poco a poco, quemándonos y destrozándonos mientras sentimos la muerte acercándose inexorablemente (tomen análisis profundo, pero es que no se me ocurría nada menos pedante). Pueden ustedes pensar que esta idea es un poco simple y evidente, pero bueno, para eso está el arte, para mostrarnos las cosas de modo que parezcan evidentes y hacernos reflexionar sobre ellas.
Todo en este film está en su sitio adecuado en el momento que debe. Es uno de los mejores ejemplos de desarrollo de personajes que he visto jamás, con una ambientación y una narrativa sencillamente magnífica, que no teme introducir elementos de bizarrada para presentarnos a los personajes (solo diré una cosa: cristales en la vagina) y va creando una tensión que crece, crece y crece hasta un clímax sorprendente (spoiler: hay un elemento zombie cojonudo) y desde luego, unas actuaciones rozando la perfección, como es habitual en el cine de Bergman, siendo imposible destacar a ninguna de las 4 mujeres protagonistas (y teniendo en cuenta que una de ellas es Liv Ullmann, quiere decir que el nivel es realmente muy alto).
Todo esto, además, con una duración de unos 90 minutos que pasan con una velocidad brutal, prácticamente sin permitir respirar ante lo tremendamente crudo y personal que tenemos en la pantalla, demostrando que no es necesario hacer cine con planos muertos y duraciones de cientos de minutos para llegar a la profundidad más absoluta que el cine nos puede mostrar, y además crear sensaciones de auténtico terror en el camino.
Por poner alguna pega, que ya parezco un enajenado idólatra de Bergman (que reconozco serlo de muchos de sus trabajos), establecer lo extraño de la vuelta de los flashbacks al tiempo actual. Al principio me dejaron desubicado sin saber si seguía viendo el tiempo pasado o ya habíamos vuelto, pero realmente podríamos definirlo como un fallo menor, puesto que a lo largo del metraje se hace más sencilla la comprensión.
Resumiendo, que este es uno de esos films que se van directos a los de visión obligatoria para mejorar como persona. Todo en él se mueve en unas cotas de calidad altísimas, y supera con creces las pretensiones que se plantea.
PUNTUACION
Originalidad/Riesgo: 9.0
Técnica: 9.0
Guión: 8.5
Actuación 9.5
TOTAL: 9.0
Originalidad/Riesgo: 9.0
Técnica: 9.0
Guión: 8.5
Actuación 9.5
TOTAL: 9.0
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