miércoles, febrero 01, 2012

La Chute De La Maison Usher (La Caída De La Casa Usher)

Título: La Chute De La Maison Usher


Director: Jean Epstein


Año: 1928


País: Francia / USA


Duración: 63









Un día a Allan (Charles Lamy) le llega una carta. Es de su amigo Roderick Usher (Jean Debucourt), que le pide que le acompañe a su casa a pasar unos días. Al llegar allí, descubre la extraña enfermedad que Lady Madeleine (Margerite Gance) -la mujer de Roderick- sufre, y que atormenta el alma de su amigo. Porque ella está muriendo lentamente según su esposo termina de pintar un cuadro que la representa, y que casualmente parece más lleno de vida según ella empeora.


La casa Usher, típica chabolilla de la campiña anglosajona.


Creo que no es necesario decir que Poe es uno de los escritores que más han podido influenciar al cine, especialmente al de terror. Ahí están las clásicas cintas dirigidas por el sr. Corman para que protagonizase Vincent Price, con ejemplos en la propia versión de La Caída De La Casa Usher, El Pozo Y El Péndulo o La Máscara De La Muerte Roja. Pero también El Gato Negro del sr. Fulci, nuevamente La Caída De La Casa Usher del sr. Svankmajer o las dos historias contadas en Los Ojos Del Diablo por los sres. Romero y Argento (donde se incluía nuevamente El Gato Negro, dirigido por el italiano). Y por supuesto, en la época de las vanguardias, alguien también tendría que hacer su versión, saliendo esta cinta como resultado.

Lo que prima aquí es, sobre todo, un gusto por el juego estético por parte del sr. Epstein, consiguiendo transportar en gran medida las sensaciones poéticas que emergían del relato original a la pantalla con simbolismo y un aire de irrealidad casi onírica. Todo esto mediante un juego con el movimiento de la imagen bebedor del impresionismo francés, pero con una supeditación a las percepciones de los personajes, con ralentizaciones en más de una ocasión, primerísimos planos, superposiciones de imágenes…

Con la imagen parada, parece un fotograma sin más, pero su tratamiento del movimiento ralentizado es espectacular.


Por supuesto, todo esto ayudado enormemente por la fotografía de aire expresionista que desarrollan Georges y Jean Lucas, repleta de oscuridad y subjetivización de espacios, como la gran habitación principal de la mansión, que deja a los personajes en un gran plano general, solitarios en la lejanía y frialdad de la estancia. Además, el montaje, con una pausa y tranquilidad que permite a esa fotografía expandirse y dejar al relato buscar su propio ritmo, con un trabajo excelente en cuanto a experimentación se refiere en lo ya referido arriba de ralentís, superposiciones, etc. Destacar la parte final, donde la locura aumenta exponencialmente y todo se va ofreciendo a nuestra mirada con una claridad pasmosa.

De esto hablamos cuando hablamos de esa habitación principal.


Con todo, admito que en algún momento, la narración, precisamente por toda esa búsqueda de sensaciones y a la falta de una historia un poco más hilvanada, o un poco más compleja al menos -ya que no deja de ser un relato escrito en 20 páginas sin apenas aportes narrativos nuevos- resulta un tanto pesada y difícil de digerir, pero realmente acaba compensándolo precisamente en ese goce estético y de narración personal que propone.

Eso sí, para ello Epstein no duda en añadir cosas propias (junto a un jovencísimo Luis Buñuel que supuestamente rechazó de pleno esta idea) a lo presentado por Poe en el relato, añadidos que de hecho no aportan y estropean en parte la historia, como la relación de marido y mujer entre Roderick Usher y Lady Madeleine, que en el relato eran hermanos, o la escena al comienzo donde un lugareño no quiere acercarse a la mansión, como si del castillo de Drácula se tratase. Eso por no citar el cuadro, inexistente en el relato y primordial aquí, y que no deja de recordar a El Retrato De Dorian Gray. Vamos, que termina por hacer un mejunje de literatura del XIX más que interesante pero que no recoge más que la estructura primordial de La Caída De La Casa Usher de Poe.

[Actualización del 04-02-2012: Acabo de recordar otra influencia, mayor que la de El Retrato de Dorian Gray, para eso del cuadro que roba vida, en El Retrato Oval, escrito por el propio Poe]

La susodicha Lady Madeleine, en plena experimentación visual mientras posa.


La actuación de Jean Debucourt, mucho más protagonista que en el relato como Roderick, también influye y sus modos de loco, especialmente en las miradas a cámara de los primeros planos, aportan mucha de la interiorización de todo el relato, aunque eso sí, con esa ayuda de la fotografía que citábamos más arriba. Más comedido está Charles Lamy, que pasa casi desapercibido, al no necesitarse como narrador en algo que vemos nosotros mismos, aunque siga llevando la voz cantante en los textos que se muestran. Marguerite Gance, por su parte, perfecta por su presencia, pues es lo único que aporta, pero dándole al personaje la apatía moribunda que necesita.

La locura y la descentralización del rostro, siempre compañeros tan fieles.

Resumen:
Una adaptación bastante libre del relato de Poe pero que sin embargo consigue transmitir las mismas sensaciones, gracias a un trabajo técnico muy personal que bebe directamente del impresionismo y del expresionismo, en pos de subjetivizar e interiorizar las sensaciones del narrador antes que simplemente contarnos la historia.



PUNTUACION

Originalidad/Riesgo: 8.5
Técnica: 9.5
Guión: 7.5
Actuación: 7.5

TOTAL: 8.0

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