lunes, febrero 20, 2012

She

Título: She


Director: Avi Nesher


Año: 1982


País: Italia


Duración: 100









Cuando Tom (David Goss) y Dick (Harrison Muller) llegan a un mercado con la hermana del primero (Elena Wiedermann), unos extraños hombres aparecen cargándose a quien se les ponga por delante, y secuestrando a la muchacha. A partir de aquí, empezarán una búsqueda para rescatarla, consiguiendo que se les una She (Sandahl Bergman), la diosa-líder del pueblo, y una fabulosa guerrera. Para llegar hasta el pueblo de los secuestradores, los tres deberán pasar por combates contra los extraños habitantes del mundo en que se hallan, para lo cual será indispensable la ayuda de Shandra (Quin Kessler), fiel seguidora de She.


Antes no se llegaba a ser Valeria de cualquier manera.


Una peli de producción italiana, con director israelí y que mezcla fantasía heroica con postapocalipsis es una peli que sabemos de antemano que gracias a su carácter puramente exploitation puede aportar grandes dosis de entretenimiento. Y así es. Y además, la historia también nos da otros elementos tan dispares como vampiros, un poblado sectario con un líder con poderes telekinéticos, pandillas e incluso la aparición de una especie de mad doctor. Así, basa su estructura en el avance hacia delante por parte de los protagonistas, que deberán ir sorteando todos estos peligros y muchos más como quien pasa fases de un videojuego.

Gracias a ello, la narración es ágil y tiene un buen ritmo, sin importarle en absoluto qué fue lo que vino antes y, como decía, siempre evolucionando. Aunque con esta premisa se tengan que obviar evoluciones lógicas de los personajes o de la realidad diegética del film. Para ello, utiliza grandes elipsis que obvian todo lo que no sea acción directa, fragmentando la historia y dejando que sólo lo importante sea contado a los espectadores, reincidiendo nuevamente en esa estructura de puntos diferenciados que supone cada momento.

Creo que con esta imagen se entiende bien qué clase de mundo extraño es este.


Eso sí, si hay que ponerle un pero al ritmo, este estaría en torno a los problemas que presentan las coreografías, simples y planas, y lo poco que consigue hacer el montaje de Nicholas Wentworth al respecto, dejando que las peleas se queden en ese aire de producción cutre que tiene la peli. Tampoco el montaje es excesivamente destacable en el resto del metraje, aún a pesar de que no hay grandes complicaciones, y tampoco grandes cagadas.

Por lo demás relativo a la puesta en escena, el director –y guionista- Avi Nesher está más que correcto, destacando especialmente la lucha del final, donde al no ser tan mano a mano sí consigue un ritmo interesante y crea un clímax lo suficientemente potente para completar todo lo que acabamos de ver. Además, un uso de la cámara correcto, tendiendo a la narración clásica, pero sin miedo a innovar en algún momento que otro con angulaciones extrañas. Compaginado esto con la dirección de foto de Sandro Mancori, exactamente en esa misma línea con el uso de la luz, pero también sin muchas más opciones dado que la mayoría de la historia está contada en exteriores. Destacar si eso las noches americanas, tan obvias y feas como siempre, pero por lo restante dando un buen aspecto, siempre dentro de la lógica del presupuesto ajustado de una exploitation ochentera.

Por otro lado, toda la presencia de los personajes se ve acentuada por un trabajo de vestuario magnífico por parte de Ivana Massetti, muy en esa onda cyberpunk de los 80 pero sin obviar una especie de retraso provocado por una situación apocalíptica que no se nos llega a explicar. También los escenarios, con la dirección de arte de Ennio Michettoni y Umberto Turco ayuda mucho en este sentido, con fábricas abandonadas, calles llenas de suciedad y barrizales a las puertas de murallas que guardan ciudades, que dan ese aspecto de una era futura pero perdida en el tiempo, bebiendo de un futuro distópico, pero también de un medievo nada idílico.

Unidos frente al enemigo, desde un punk fan de Paul Stanley hasta un pirata a lo Jack Sparrow.


Destacar además, que la banda sonora la lleva a cabo Rick Wakeman, con lo cual toda esta fantasía se ve llevada hasta cotas indescriptibles. Una pena que acabe por cobrar demasiada importancia esta música, arrastrando hacia ella al espectador, en lugar de acompañar el sentido de las imágenes. También Bastard, con cuyos temas ayudó el director y supuetamente Motörhead completan la presencia musical, aunque de estos últimos no se reconozca ninguna canción en los créditos. En cuanto a lo restante del sonido, poco que destacar, salvo que se consigue un buen trabajo en cuanto al vacío de los espacios inhabitados -incluso jugando con este silencio en alguna secuencia- y un buen nivel en cuanto a los ruidos en combates.

Mujeres ligeras de ropa, espadas y una fábrica abandonada: Eso es dar al público lo que quiere.


Las actuaciones, destacar antes que nada a Sandahl Bergman, que en ese mismo año de 1982 saldría en otra producción cercana en tema como Conan El Bárbaro haciendo de Valeria, y aquí demuestra perfectamente su carácter como mujer guerrera y su buena presencia. Consigue hacerse creíble, da fuerza al personaje, y además a la historia. Conjunta muy bien con el papel que hace David Goss, frío y duro, aunque en ciertas ocasiones su actuación se vea un poco forzada y pierda fuelle por ahí. No obstante, su presencia de tío duro y más o menos atractivo, le da mucho para protagonizar el film.

Más forzado todavía está Harrison Muller, que no llega ni siquiera a colaborar en su presencia de acompañante relativamente bufón como exigen los cánones. Ojo, que tampoco el guión hace una gran ayuda al respecto, al no darle gags ni chorradas con las que entretener al público. Algo similar le pasa a Quin Kessler, que aunque al menos transmite su papel de tía dura y borde, no llega a ser todo lo creíble que podría. Aún así, es pasable y al menos da su granito de arena en pos de ayudar al interés hacia la protagonista. En cuanto al resto del reparto, mucho más secundarios debido a esa estructura, destacar si acaso a David Traylor, histriónico hasta la médula en el personaje más extraño de todos, con sus cruces de personalidades sin sentido aparente, y que recuerda las escobas de Fantasía cuando se multiplicaban cada vez que Mickey las cortaba.

Y si lo que el público quiere es distinción, pues también la hay.

Resumen:
Una historia extravagante que mezcla todo tipo de elementos del fantástico, todo ello argumentado en un hilo de fantasía heroica y con un gran aspecto postapocalíptico, cuyo principal error estaría en el mirar solo adelante en la historia y en unas peleas un tanto falsas y planas.



PUNTUACION

Originalidad/Riesgo: 8.0
Técnica: 6.5
Guión: 7.0
Actuación: 7.0

TOTAL: 7.0

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