jueves, abril 21, 2011

La Casta De Los Metabarones

Título: La Caste Des Méta-Barons


Autor: Alejandro Jodorowsky (guión), Juan Giménez (dibujo)


Año: 1998-2003


País: Francia


Edición: Reservoir Books


Tomos: Integral de 584 pag.









Los Castaka son una casta guerrera con unos códigos rígidos de conducta, mantenidos para ser siempre los mejores guerreros del universo, que los ha llevado a recibir el título de metabarón. Entre estos códigos están hechos como que cada nuevo hijo debe asesinar a su propio padre al llegar a la edad adulta para hacerse metabarón, o que deben lograr el dominio absoluto del sufrimiento físico y mental, sustituyéndose las partes del cuerpo perdidas en el proceso por elementos robóticos.

Mírenlo qué mono... antes de convertirse en el guerrero más poderoso del universo.


Las sagas familiares son, sin duda, una de las bases de las artes narrativas. Ahí están ya como ejemplos los relatos en los que se basan las religiones, ya desde los griegos con todo su olimpo, hasta la judeocristiana, con toda su evolución descrita en el Antiguo Testamento. También dentro de la literatura aceptada como fantástica por todos entran estos conceptos, y ahí está El Silmarillion de Tolkien, o dentro del cine, obras adaptadas como El Cuarto Mandamiento o Gigante, donde la saga era un poco más limitada que en los restantes ejemplos, también debido a las limitaciones del medio, o incluso estando Star Wars también ahí, evidente influencia para el presente cómic aunque solo sea por su importancia en la ciencia ficción.

Es dentro del cómic donde este concepto consigue un mayor desarrollo, aunque sea por las simples motivaciones comerciales del seguir semana tras semana con nuevas entregas de los mismos personajes, configurando así universos complejos que van evolucionando, por parte sobre todo de las grandes compañías Marvel y DC. También dentro del manga existen cosas similares, y ahí está Dragon Ball y todo su universo. Aunque en estos casos, precisamente esa cuestión comercial que lo va creando les hace perder lógica y coherencia en más de un momento, todo hay que decirlo.

Fuck yeah, eso es conducir con cojones.


Coherencia que aquí está perfectamente cuidada desde un comienzo, dándole su carácter de obra cerrada y definida. De este modo, la evolución de los Castaka se va presentando al espectador desde el nacimiento de la casta bajo el cargo de metabarones. Precisamente esta evolución se va consiguiendo explicar con fuerza en cada uno de los episodios en que se divide gracias a centrarse en cada uno de los castakas y haciendo así una propia estructura bastante cerrada en cada uno, aunque con los cliffhangers necesarios para enganchar directamente con el siguiente todos los problemas y dudas que van teniendo en cada una de las generaciones, y sobre todo las vueltas y vicisitudes por las que se superan para dar continuidad a la saga.

Aún así, la metanarración que supone la historia de Tonto y Lothar, en ocasiones puede acabar sacando de quicio por sus excesivas interrupciones que no parecen llevar a demasiado, además de por su excesivo énfasis en un lenguaje que demuestre su condición de robots y haga un intento de orientar al lector sobre la realidad y los posibles cambios que ha sufrido la raza humana y el universo dentro de ese tiempo en que nos ambienta la historia. No obstante, gracias a esto también se llega a tener presente su existencia, elemento esencial para enganchar con el final de la historia y de Sin Nombre, el último metabarón.

Y claro, como decía antes al respecto de la coherencia, pues con personajes muy definidos y que evolucionan según unas explicaciones lógicas y creíbles, aunque algunos detalles pueden resultar algo chocantes, en especial desde el momento en que entra en juego Cabeza de Hierro, el personaje más complejo de todos en su concepción como personaje apenas humano a pesar de obedecer ciertos elementos de pensamiento humano y no puramente robótico gracias a su espíritu de metabarón.

Sí, Lobezno también influye aquí, como no!


Además, todo ello con giros extraños y en ocasiones bastante enfermizos, que recuerdan a los elementos con los que se jugaba en las tragedias griegas con esas traiciones que pueden llegar a provocar incestos solo por amor y para seguir la intención del amado en continuar con la saga, o incluso vueltas de tuerca sobre el vencer incluso a la naturaleza al no ser capaz de amar Cabeza de Hierro.

Donde sí podríamos echarle en cara una falta de fijación es en el aspecto de la ambientación, que si bien no cae en incoherencias, es gracias en gran medida a no explicar excesivamente en qué consiste ni como está organizado todo el universo que se nos presenta, mucho más complejo que el de El Incal, que solo se centraba principalmente en una Tierra, pero basado en él, y dejándose entrever solo a través de las historias una parte del mismo, suficiente para que el lector se pueda hacer una idea completando los huecos, pero que también hace pensar en las maravillas que se podrían haber relatado al respecto, aunque se saltaran la lógica que es que Tonto no tendría que explicar ese tipo de detalles a Lothar.

Estos son los dos robotijos que nos irán guiando y tocando los huevos con sus interrupciones.


Y en cuanto al dibujo, pues un trabajo muy bueno, en busca de un aspecto sobrio dentro de la imaginería fantástica e hiperfuturista que se plantea, aunque con la pega de centrarse excesivamente en los personajes, y dejar solo para ciertos momentos las presentaciones más generales y globales, perdiéndose con esto esa oportunidad que citaba antes de mostrar con mucha más riqueza la realidad narrada y sus características como las puertas dimensionales, espacios abiertos transitados, etc. También se podría echar en cara una falta de definición en los propios personajes cuando no están en primer plano, así como momentos demasiado faltos de realismo en cuanto a algunas caras de los rivales, que contrastan con el buen hacer en los diseños de los monstruos más grandes.

Donde sí destaca muy favorablemente el dibujo es en la muestra de las luchas y las escenas dinámicas, consiguiendo mucha fuerza e intensidad en ellas, y fallando si acaso en el excesivo celo moral al respecto de mostrar la brutalidad de las mutilaciones de los metabarones o de las escenas con un contenido sexual, donde esa falta de definición que comentaba más arriba, o la ocultación se hacen demasiado patentes.


Y esto, un Cetacyborg, uno de esos maravillosos monstruos de Juan Giménez.




Resumen:

Un cómic con muy buen ritmo gracias a un guión perfectamente planeado, que a pesar de su complejidad no tiene problemas en la narración, y con un dibujo agradable que aunque podría mejorarse, apoya muy bien la historia y la ambientación hiperfuturista con mucha influencia cyberpunk que tiene, enganchando enormemente con todo ello.





PUNTUACION

Originalidad/Riesgo: 8.5
Dibujo:: 7.5
Guión: 9.0
Personajes: 9.0

TOTAL: 8.5

1 comentario:

Anónimo dijo...

Не that knows nothing doubts nothing.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...