Título:Au Hasard Balthazar
Director: Robert Bresson
Año: 1966
País: Francia / Suecia
Duración: 95
Baltasar es un burro bautizado por unos niños cuando todavía es una cría, que se verá obligado a vivir una vida errante trabajando y sufriendo con distintos dueños, entre los que verá la decadencia y la perversidad de los humanos, siendo solamente amado, durante algún período de tiempo, por Marie (Anne Wiazemsky), una de las niñas que estaban en su bautizo y que ha crecido en la misma región, alejada del niño que le declarara su amor, Jaques (Walter Green), quien no se ha olvidado todavía de las promesas que se hicieron.
Los equinos nunca han sido un animal con demasiado protagonismo dentro del mundo del cine, y mucho menos si nos centramos ya en los burros. Caballos podemos encontrar a algunos como es el caso de Mr. Ed, El Corcel Negro o Spirit si ya pasamos al mundo de la animación. Sin embargo, el papel para los pollinos, tan amables y bondadosos en el imaginario colectivo, se ha visto relegado a simples animales de carga o para hacer humor al compararlo con los caballos, como sería en las versiones de El Quijote, o incluso para ser asesinado en pantalla como es el caso de Las Hurdes, Tierra Sin Pan.
Es en la animación donde este simpático animal tiene un poco más de fortuna y logra algo de respeto, aunque funcionando siempre como bufón bobalicón, destacando de este modo Asno en la saga de Shreck, Igor en las historias de Winnie The Pooh, o el burro en las adaptaciones de Los Músicos de Bremen, como el caso Los Trotamúsicos (aquí era Tonto), siendo estas dos últimas adaptaciones infantiles de cuentos y la primera una versión perversa y humorística de los mismos. No obstante, como se ve, es difícil encontrar casos donde el burro sea tratado con dignidad y respeto (más allá del respeto que se enseña con la corrección política en estos casos, donde se le ve más con condescendencia que con respeto real).
Pero este es el caso, o al menos en gran medida, de la presente cinta. Digo esto de en gran medida porque, antes de nada, quisiera criticar los maltratos que sufrió al menos un burro en el rodaje, y que se evidencia en algún momento de la cinta, como el del fuego en la cola, cosa que detesto profundamente, como ya he mencionado en alguna ocasión.
Dejando esto aparte, y centrándonos en el análisis narrativo del guión, es importante evidenciar el tratamiento del burro como contraejemplo a la perversidad humana, observando éste silenciosamente, sin protestar, haciendo su trabajo, y asumiendo lo que le viene, presuponiendo desde la narración todo esto al alma cristiana que logra al ser bautizado cuando aún es una cría (y no me meteré todo lo que se podría hacer contra la religión cristiana aquí, que estoy en una crítica de cine, así que me callo).
El problema está en que la pura muestra de lo que ocurre alrededor de Baltasar no alcanza para crear demasiado conflicto por ningún lado, y todo se fragmenta. Si bien esta fragmentación es una intención clara del propio Bresson que guioniza, es algo que provoca que todo el conjunto se quede en una mera anécdota que se alarga para mostrar unas cuantas debilidades y vicios humanos, recogiéndose varios de los pecados capitales, como la avaricia, la soberbia o la lujuria.
Por ello, la película tiende a un ritmo casi nulo, dejando caer el interés del espectador constantemente, salvándose este aspecto únicamente por la vida errante del burro, que crea una compasión hacia él, y un interés en la duda de si podrá encontrar un lugar donde estar, al menos, tranquilo. Destacar también el uso de elipsis y huecos que permiten a los personajes variarse dentro de las situaciones que viven al margen del burro y dejar así sin explicar partes de la historia para emplearlas como trasfondo del que recoger en caso de necesidad (el caso del asesinato es un buen ejemplo)
A toda esta parsimonia se le ayuda desde el plano técnico, que si bien plantea una estética muy cuidada que busca la belleza de los planos combinándose con una gran austeridad y explica bastante bien todo lo contenido en ellos con una dirección de fotografía por parte de Ghislain Cloquet muy atenta a los detalles, olvida el plantear un mínimo de movimiento narrativo para apoyar un poco el interés del espectador y la creación de un drama que pueda permitirle ir más allá del pensamiento racional que le asaltará a la mitad de metraje al ver la crueldad humana reflejada. Destacan aún así algunos momentos entre esta muestra de lo cruel, como la secuencia donde Baltasar mira a otros animales, conmovedora y dura al mismo tiempo.
El montaje de Raymond Lamy, por su parte, se estructura de un modo simplista, procurando ayudar a este juego de la belleza visual, pero con algunos problemas de raccords de movimientos que provocan tosquedades perdonables teniendo en cuenta las posibilidades que habría de montar y encajar eso correctamente con el bruto que habría. El sonido, por su parte, esencial para este ritmo pausado y supuestamente profundo con grandes silencios que obligan a dar importancia a lo que ocurre en pantalla, y destacándose por estos momentos especialmente, además de por acompañarse excesivamente los momentos de bajón con música de Jean Wiener demasiado orientada al respecto, llegando a aburrir con toda la cantidad de la misma que hay.
Y los actores, dejando aparte al burro, que hay que reconocer que se mueve y actúa de un modo muy profesional (y no bromeo, hace las acciones donde y cuando debe a la perfección, cosa que sabe recoger la cámara y el montaje con mucho acierto), pues tremendamente frías, ausentes. Especialmente destaca Anne Wiazemsky, quien no llega a mostrarse nunca como nadie que tenga nada por dentro, pero sin embargo mostrándose forzada en esa intención de mostrarse fría. Entre el resto, podemos destacar a Nathalie Joyaut, y Walter Green los únicos que parecen tener sangre y no hacerse ridículos en ese aspecto frío que, aún así, consiguen.
Vamos, un film lento, con unas pretensiones metafóricas y estéticas altas, aunque curiosamente más bajas de lo que se pretende mostrar, por lo que realmente las logra alcanzar en gran medida con la consecuencia de hacerse repetitivo y aburrido.
Originalidad/Riesgo: 8.0
Técnica: 7.5
Guión: 5.5
Actuación: 4.5
TOTAL: 6.5
martes, marzo 02, 2010
Al Azar, Baltasar
PUNTUACION
Publicado por
Luis E. Froiz
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Etiquetas:
Análisis Cine
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