martes, julio 10, 2012

The Man With The Golden Arm (El Hombre Del Brazo De Oro)

Título: The Man With The Golden Arm


Director: Otto Preminger


Año: 1955


País: USA


Duración: 119









Frankie Machine (Frank Sinatra) acaba de conseguir dejar las drogas, y está de vuelta a su barrio de siempre. Allí, el recibimiento de la mayoría de los vecinos es afectuoso, y casi todos se alegran de que Frankie haya dejado las drogas y esté cerca de dar un giro a su vida. Pero los viejos hábitos sociales, el contacto aún presente con su camello Louie (Darren McGavin) y la personalidad posesiva y en absoluto reconfortante de su mujer Zosch (Eleanor Parker) le dificultarán enormemente la tarea de salir adelante y terminar, definitivamente, con la vida que tenía antes de entrar en el centro de rehabilitación.


Sinatra metiendo jaco... Esto sí que son yonkis con clase, coño.


Plantearse dentro de los años 50 una cinta donde el protagonista era un adicto a la heroína –o a una droga inyectable si somos más precisos con lo contado en la peli, pues nunca se llega a dar el nombre de la droga que se mete el protagonista, aunque su mono se plantee como muy similar al de los opiáceos- es algo bastante meritorio de por sí. Porque si bien dentro de los años 90 podemos encontrarnos joyas del género como lo son Trainspotting o Réquiem Por Un Sueño, estas habían nacido tras la dura época al respecto de los 80, donde se pudieron ver claramente los efectos sociales e individuales del jaco.

Por eso, en un principio podría parecer que la película se podría tomar desde una perspectiva sesgada y sensacionalista, un poco al estilo de lo que es Reefer Madness. Pero nada más alejado de la realidad. Si bien la idea es la de que la vía de la droga es la equivocada y que no conduce a nada bueno, ésta se muestra como un escape casi inevitable para el personaje de Sinatra, que se ve arrastrado una y otra vez por culpa del ambiente en el que se mueve, y porque casi siempre en su vida tiende a tomar el camino equivocado por no ayudarse a sí mismo sino a los demás.

Cárceles y gente con mono. Una combinación magnífica en la ficción.


La ambientación y los personajes que le rodean, resultan bastante realistas y complejos dentro de lo que cabría esperar a la cinta, que no deja de tener esa identidad moral concreta de la que no había modo de escapar en los 50, por mucho que Preminger vaya un paso más allá en su concepción cinematográfica. De este modo, y con los bajos fondos dentro de una representación creíble en la narración, la cinta avanza bastante bien, con coherencia aunque con un protagonista que desespera en su toma de decisiones, y en su camino constante hacia la perdición y sin ser capaz de salir de ese ambiente, cómo él mismo quiere. Que obviamente es lo que busca la historia tal y como está narrada.

Por supuesto, todo esto siguiendo los cánones que rigen al clasicismo, bajo los cuales sabemos siempre que el camino a seguir será encontrado en algún momento, y con personajes estereotipados en toda buena narración canónica como el amigo bufón o la chica que intenta ayudar y se sacrifica totalmente por el protagonista. Pero también con personajes como Louie, el camello que no deja de tentarlo, aprovechándose también del hecho de que Zosch, la mujer de Frankie -una loca posesiva totalmente propia de un melodrama de la época- no deja de atormentarlo y de hundirle la moral, criticándolo en lugar de apoyarlo en sus decisiones y atándolo junto a ella aunque eso pase por destrozarle la vida.

Para contárnoslo, Preminger se queda con una puesta en escena puramente clasicista, aunque con cierta influencia manierista en todo ese juego con el uso de planos en movimiento –destaca ya el arranque con plano secuencia-, y mostrándonos la historia desde una perspectiva en la que prima la narración por encima de la técnica. Una técnica que, aún por encima, y pese a su intención de pasar inadvertida al espectador, se ve perjudicada por la grabación en unos estudios más que evidentes, y por esa pretensión experimental con los movimientos de cámara de la que hablábamos, al crear sombras en los personajes con la cámara, o incluso llegar a verse cómo se aparta una mesita antes de salir de plano, para que el travelling pueda continuar. Una pena, porque resulta que el resto de la fotografía de Sam Leavitt es bastante correcta, pero se ve muy estropeada en estos momentos.

Los remedios del futuro, siempre necesitarán electricidad y luces que demuestren que usan electricidad!


En cuanto al montaje, hecho por Louis R. Loeffler, pues un poco lo mismo, al presentarse bastante correcto en todo momento, sin grandes defectos y pasando inadvertido, a excepción de estos momentos en los que se echaría de menos algún pequeño corte para no permitir que los factores externos nos sacaran de la historia, teniendo en cuenta el punto de vista clásico que pretende tomar la cinta.

La banda sonora, absolutamente genial, tintada en todo momento de temas de jazz instrumental, compuesta por Elmer Bernstein, y resultando muy suave pero potenciando enormemente la narración, en especial esa Clark Street que abre ya desde los títulos de crédito. Por lo restante al sonido, poco que destacar, la verdad, correcto, con algún momento más forzado en cuanto a la calidad sonora, pero nada que destaque brutalmente.

-Y a la batería... Frank "la voz" Sinatra!
-Y por qué le llamarán la voz?


En cuanto a las actuaciones, destacar a ese Frank Sinatra haciendo de yonki, perfectamente creíble incluso en los momentos más forzados con el mono destrozándole la existencia, y mostrando su capacidad como batería, dejando totalmente de lado su faceta como cantante –ni siquiera llega a sonar ninguna voz durante las canciones-. También muy bien el resto del reparto, encabezado por ese Darren McGavin que representa perfectamente al pérfido camello que está acostumbrado a camelarse a su clientela constantemente.

También destacaría a Eleanor Parker, desquiciante en su obsesión compulsiva por retener a Frankie a su lado bajo cualquier coste, y Arnold Stang como el bufón prototípico, inocente y algo tocado del ala pero buen amigo y aquí con ese punto de picardía de pequeño ladronzuelo. De criticar alguno de los personajes, el interpretado por Kim Novak, que sorprendentemente se queda en un papel plano y forzado, aunque lo remonte hacia la parte final de la película, cuando la fuerza de la actriz llega a mostrarse en la interpretación, ayudando también el propio cariño que destila el personaje al portarse tan cojonudamente en todo momento hacia Frankie.

Pedazo de pareja.

Resumen:
Una película contra las drogas, sí, pero desde una perspectiva centrada en la realidad de los bajos fondos y crítica con los motivos que llevan al protagonista a tomar esa vía como escapatoria, todo ello narrado con el estilo de un Preminger capaz de mezclar clasicismo con esos planteamientos morales y sociales.



PUNTUACION

Originalidad/Riesgo: 8.0
Técnica: 6.5
Guión: 7.5
Actuación: 7.5

TOTAL: 7.5

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