martes, julio 13, 2010

La Campana Del Infierno

Título: La Campana Del Infierno


Director: Claudio Guerín


Año: 1973


País: España / Francia


Duración: 93









Juan (Renaud Verley) acaba de salir de una clínica mental. Su tía Marta (Viveca Lindfors) no está muy de acuerdo con ello, ya que sabe que él le va a disputar la herencia dejada por la madre de Juan (Susana Latour). Además, Juan es un hombre que disfruta riéndose de la gente de un modo cruel, y esto le lleva a tener conflictos con Don Pedro (Alfredo Mayo), un aparejador que un día tiene la mano demasiado larga con una niña que salva Juan. Pero Juan tiene planes para reírse el último con todo el mundo.

Algunas películas consiguen más fama por factores externos. Tal es el caso de la leyenda de los fenómenos acaecidos al equipo de La Profecía, las locuras del sr. Kinski y el sr. Herzog en el rodaje de Fitzcarraldo, la muerte de Brandon Lee en El Cuervo, el fantasma de 3 Hombres Y Un Bebé, o la supuesta condición de snuff de Flowers Of Flesh And Blood. Y sin embargo existen casos en los que ni palmando el director logran fama, como en la presente. Aún así, es el reclamo con el cual muchos llegamos a verla, tras descubrir la cruz que marca el lugar de su muerte en la plaza de la iglesia de Noia y que nos contaran la historia.

Esta es la iglesia en cuestión


Pero bueno, esto del aprovechamiento publicitario es algo de lo que sabemos más bien poco en este país, así que es normal, e incluso bonito que se respetara al muerto en vez de hacerlo funcionar como reclamo. Que eso de usar muertos ya lo hicimos con el Cid. De todos modos, no deja de ser curiosa la relación entre la realidad y la ficción, con la campana como elemento repetitivo y que marca el final, lleno de influencia/homenaje al sr. Poe, además de lo curioso del punto final que se da con todo el tema de película póstuma.

Pero centrándonos en la película propiamente dicha, destacar lo extraño de todo el guión, donde no llegamos a saber a ciencia cierta hasta donde llega la locura del protagonista o hasta donde es malvado, teniendo incluso cierta razón otorgada por la venganza, gracias a la cual, como espectadores, estamos en todo momento de su lado. Y esto se consigue mediante el hecho de dar muy poca información sobre el pasado de los personajes, al hablarlo ellos como algo sabido y no dar mayores explicaciones, centrándose solo en el presente en que se desarrolla la historia.

Comiendo bajo un árbol

Además, plantea dos tramas sin una distinción clara por cuál es la fundamental, ayudando en aportar variedad y ritmo, sumándose esto al hecho de definir más la personalidad del protagonista. Por otro lado, incluso sirve de refuerzo a los giros del final, donde se encuentran las dos tramas. El problema es que provoca un poco de fragmentación, especialmente en la parte de la presentación, donde no acabamos de encontrar mucha lógica a que el protagonista salve a la niña ni a la relación con Don Pedro.

Pero bueno, a todo este guión se suma una ambientación oscura, descendiente y prueba clara de lo que era el estilo del fantaterror español de los 70, sumado a todo ese encanto de las casas antiguas, y todo el juego que Claudio Guerín le sabe sacar a las localizaciones en bosques y en las calles empedradas. Así consigue involucrar al espectador en la historia y en el personaje, todo con ayuda de la dirección de foto de Manuel Rojas, efectiva en su simplicidad a la hora de iluminar, y una composición de planos concienzuda, interesante y original en muchos momentos pero sin entorpecer a la historia, sino apoyándola saltándose el clasicismo y tirando de angulaciones y posiciones extrañas a lo largo de casi todo el metraje. Destacar a este respecto momentos como el plano desde debajo del somier o la visión de Teresa mirando el vídeo proyectado.


Aquí está el plano del vídeo proyectado, en todo su esplendor


Y aquí, el del somier


Aparte, el montaje de Magdalena Pulido juega un buen papel, destacando en el buen criterio a la hora de las transiciones entre escenas, y siendo totalmente destacables los planos que se mezclan con las imágenes del vídeo de cuando eran críos, apoyando el terror de los ataques de Juan. Al igual que los flashbacks para provocar un mayor impacto al mostrar el matadero en funcionamiento. Sobre todo, destacable teniendo en cuenta el desconocimiento de las intenciones del director original, labor de la que se tuvo que hacer cargo Juan Antonio Bardem, consiguiendo un resultado que, aunque extraño, funciona bien.

En cuanto al sonido, es difícil de decir teniendo en cuenta que la versión que conseguí ver, al ser sin cortes para la versión extranjera, está con partes incluso en inglés, es decir, la banda de sonido grabada que se mezcla con la versión original estrenada en España. Y a esto se le suman partes que saltan a la banda inglesa, y no acabo de saber si son de la original o de la edición, pero que quedan fatal por la diferencia de calidad. Así, la parte doblada presenta un sonido más sucio, que le quita bastante del sabor a estudio, aunque no totalmente. Y estos cambios marcan demasiado, dando ese regustillo a cutre necesario en el fantaterror, y en esa orientación directa a mercado extranjero que tiene la cinta. Por otro lado, la música es cojonuda, especialmente la introducida por vías diegéticas, extraña y terrorífica a partes iguales.


Como NO mostrar pechamen

Por parte de los actores, y dejando ya sobre la mesa todo lo que les quita el doblaje, tenemos un nivel bastante aceptable. A Renaud Verley destacarle esa cara continua de loco controlado, con el punto de histrionismo justo, recordándome en muchos momentos al Alex DeLarge de Malcolm McDowell. Por parte de Viveca Lindfors, también un buen papel, aunque un tanto ausente en algunos momentos, sin acabar de definir al personaje. Algo similar a lo que ocurre a Alfredo Mayo, quien consigue un buen papel en cuanto a la presentación del personaje y su depravación, aunque se diluye totalmente hacia la parte final.


Las bromas de Juan a Don Pedro


Por parte de las hijas, Christina Von Blanc hace un papel demasiado apartado y pasivo, sin personalidad y plano, frente a Maribel Martín, donde destaca un desparpajo y definición bastante interesante, ganándose algunos de los mejores momentos del film, y consiguiendo un personaje que entendemos. Por parte de Nuria Gimeno, mejor en cuanto cobra un poco de protagonismo, aunque bastante forzada en la mayor parte del film. Entre el resto del reparto, poco destacable, a excepción de Tito García y Juan Cazalilla, especialmente el primero, geniales en su pequeña aparición como cazadores que casi violan a una niña.


Momento de la violación

Resumen:

Una película oscura y extraña, con un guión que podría mejorarse en lugar de presentar toda la fragmentación que tiene, pero que funciona bastante bien, sobre todo en cuanto al juego psicológico del protagonista y la circunstancia que vive.





PUNTUACION

Originalidad/Riesgo: 8.5
Técnica: 7.5
Guión: 6.5
Actuación: 7.0

TOTAL: 7.5

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