martes, diciembre 28, 2010

Arcade

Título: Arcade


Director: Albert Pyun


Año: 1993


País: USA


Duración: 80









Alex (Megan Ward) es una adolescente con problemas, especialmente desde que su madre se suicidó. Con su pandilla, asiste a la presentación de un videojuego de realidad virtual, Arcade, y mientras lo dejan probándolo, su novio desaparece. Una vez que el resto de adolescentes también son atacados o desaparecen, Alex no parará hasta descubrir qué es lo que oculta el juego, y como luchar contra él.

Así era como veían la evolución de los videojuegos desde aquí.


Los videojuegos y la ficción cinematográfica siempre estuvieron conectados íntimamente, bebiendo en un principio los primeros en mayor medida y haciendo adaptaciones de cosas de la gran pantalla, donde podemos ver ya en el 83 se estaba intentando hacer aquel extraño juego de La Matanza De Texas, por ejemplo, o en el 87 el de Rambo, o en el 91 el videojuego imposible de Terminator 2 que me llevaba, como tierno infante, a la más profunda desesperación. Pero esta idea también funcionó inversamente, y ahí tenemos las pelis de Super Mario Bros o Street Fighter sin salirnos del primer lustro de los 90 para atestiguarlo.

Por eso, no es de destacar que las dos industrias de ocio más rentables de la era contemporánea también se beneficien entre ellas para crear argumentos sobre los cuales construir sus discursos, y si en los videojuegos ahí están las influencias claramente cinematográficas para DeadRising o para Golden Axe, en el cine los videojuegos y su avance tenían un papel predominante en cintas como TRON, eXistenZ o, lógicamente, la presente. Que es la que nos lleva a toda esta reflexión que sirve como rampa de acceso.

Y así, la forma de jugar. Ni Kinect, oiga. Solo El Rescate Del Talisman se asemejaba.


En este caso, la historia tiene como eje central un videojuego, si, pero en la base es un producto de su tiempo, basada en el cine de terror adolescente de los 80, con unos hilos narrativos que se mueven sobre clichés y un ritmo bastante discontinuo y torpe. Y es que aunque la idea es relativamente interesante, las cosas se agolpan y suceden todas simultáneamente, haciendo necesario, para llegar a los 80 minutos que dura, rellenar con diálogos y vueltas innecesarias a la trama que entorpecen y no crean ningún interés a mayores para el espectador. Y es que no puede ser que los chicos de la pandilla desaparezcan todos en la misma noche, pero tampoco que no importen más que en tres secuencias los problemas de la protagonista!

Pero bueno, esto también es por culpa de la torpona dirección de Albert Pyun, que hace su trabajo sin mostrar ninguna intención especialmente reseñable, centrándose más en el mostrar lo que sucede intentando que las localizaciones y sets no den mucho el cantazo que en crear en el espectador ninguna sensación ni ayudarle a entender el film. Además, con un trabajo de fotografía por parte de George Mooradian y de arte, bajo la dirección de Phil Brandes, que tampoco ayudan al respecto, por muy oscuro y malrollero que consigan hacer el Dante’s Inferno (ojalá fuesen así de chungos los salones recreativos, en lugar de dar mal rollo solo porque te roben el dinero) y por muy naturales que hagan los exteriores, sin que te hagan pensar si son realmente lo que pretenden ser (aunque con un exceso de sordidez).

Esto es solo la entrada del salón recreativo, imagínense el resto.


Además, los actores tampoco ayudan en dar interés a la historia. Los dos protagonistas absolutos son Megan Ward y Peter Billingsley. De la primera, decir que no lo hace demasiado mal dadas las circunstancias, y al menos su personaje tiene algo de convicción en algún momento. No obstante, se me hace cansina y poco carismática para llevar el peso, y no acaba de tener fuerza que transmitir al espectador. Del segundo, más de lo mismo, y de hecho mejor que su compañera, consiguiendo ser más tragable e incluso sustituirla en el papel de heroína en algún momento.

Y si bien destacaría por el lado freak la aparición de Seth Green, ni siquiera este, demasiado crío todavía y representando a un odioso estereotipo de adolescente que necesita ser el centro de atención constante haciendo el payaso, consigue resultar interesante. Además, ninguno de ellos cuenta con demasiado tiempo para hacer sus personajes, y de hecho los restantes resultan aún menos llamativos para la película, al ser más estereotipos y no tener nada que hacer por allí. Podemos destacar a A.J. Langer en su papel de niña introvertida, que al menos tiene cierto carisma, pero poco más, y con un Bryan Dattilo que no es más que un tío que mola sin que sepamos por qué y un Brandon Rane que ni aparece como quien dice.

Lo que sí podemos destacar para su momento, es el diseño del mundo del videojuego, que si bien hace demasiado evidente la falta de presupuesto y la dificultad para los 3D en el 93 al menos intenta ofrecer algo. Aunque no estaría de más que se apoyaran un poquillo en los videojuegos que había en lugar de sacarse de la manga algo tan extraño, sintético y psicodélico. Pero bueno, al menos el intento está ahí, y se hace medianamente creíble y sí aporta al argumento.

Ahí tienen a Seth Green, aún antes de crear y trabajar en cosas molonas como Robot Chicken o Padre De Familia.


Esto también ayudado por el buen trabajo al respecto desde el montaje de Miles Wynton, aportando esa guinda desde la posproducción al hecho de la integración del videojuego en la historia y de los personajes en el mismo. Por lo demás, nada destacable en su trabajo, hecho con oficio, pero un poco demostrando que estas cintas necesitaban más el salir rápido adelante y poder venderse que el cuidar los aspectos con el mimo necesario.

Otro tanto ocurre con el sonido, bien integrado de cara al juego entre la realidad y el mundo virtual, y por lo demás sutil y sin grandes aportaciones. De echarle algo en cara, lo vacíos que quedan siempre los ambientes. Eso sí, la música muy acertada con el tono de la peli, dando un ambiente interesante y original al conjunto.

Si es que ya no se hacen arcades como antes...



Resumen:
Una peli de terror adolescente cuyo principal interés estaría en su argumento y en su juego entre la realidad y el mundo virtual, pero que tampoco llega a resultar especialmente interesante ni a destacar por culpa de un guión torpe que aún por encima no está bien apoyado por la técnica.





PUNTUACION

Originalidad/Riesgo: 7.5
Técnica: 5.5
Guión: 3.5
Actuación: 5.0

TOTAL: 5.5

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