jueves, febrero 28, 2013

Django Unchained (Django Desencadenado)

Título: Django Unchained


Director: Quentin Tarantino


Año: 2012


País: USA


Duración: 165











El Dr. Schultz (Christoph Waltz) es un cazarrecompensas alemán que rescata y libera a un esclavo llamado Django (Jamie Foxx) para que le ayude a cargarse a tres hermanos y cobrar entre los dos la recompensa que ofrecen por ellos. Una vez que se ve libre, Django confiesa a Schultz que querría comprar a su mujer para así liberarla a ella también, así que al alemán se le ablanda el corazón y decide echarle una mano en sus planes, introduciéndose en el feo mundo de los esclavistas.



Christoph Waltz y su carreta con muela. Uno de los mejores vehículos de la historia del oeste.


Parece que el sr. Tarantino cada vez gusta más de las historias grandilocuentes y llenas de vueltas. Bueno, a excepción de Reservoir Dogs y Jackie Brown, lo cierto es que siempre ha tenido esta tendencia, máxime si consideramos Kill Bill como un todo, porque incluso con una exploit de como Death Proof, necesitaba crear dos mitades muy diferenciadas dentro del film y llegar a rondar las dos horas de duración en su versión más completa. Pues bien, esta tendencia, en Django Desencadenado, también está desencadenada. Probablemente porque al tratarse de una sola trama contada cronológicamente, esa grandilocuencia se ve perjudicada frente a esas películas anteriores del director nacido en Knoxville.

La historia comienza muy bien, como un western muy influenciado por el spaghetti pero con ese trasfondo del esclavismo como base narrativa, dejando claramente una muesca de pelis como The Legend Of Nigger Charley pero también Mandingo. No obstante, de pronto ese trabajo de aventura en el oeste se rompe para dar pie a un drama esclavista bastante puro, que sigue recogiendo ciertas cosillas de western que se arrastran desde esa presentación. Un drama que, para más inri, decide gustarse excesivamente y dar vueltas y giros lentamente, recreándose en la horrible situación de los esclavos de un modo que, a estas alturas del film, no llega a aportar demasiado y solamente retrasa el desenlace de una historia para la cual ya había suficiente material sembrado.



Eso es, sirviéndose cañas en 1858. Quién quiere verismo histórico?


Por el camino, unas cuantas escenas memorables, desde la discusión entre los miembros de un Ku Klux Klan primigenio –que de hecho recuerda también a los encapuchados de Django- que sí, es muy divertida pero poco aporta a la trama, hasta el cameo de Franco Nero dando pie a explicar cómo se escribe y se pronuncia Django van haciendo, al menos, entretenido el camino hasta el final. Además, la acción se va metiendo en pequeñas y calculadas dosis, en su mayoría incluso dando algunas vueltas de más con una extraña obsesión por buscar un mayor realismo frente a esas victorias absurdas que un héroe exploit podría tener siempre. Y a fin de cuentas, vale, no nos creeríamos que un tipo se cargue a 40, pero ya llevarse a 10 por delante una y otra vez es igual de increíble.

Quisiera reflexionar, también, que la violencia mostrada en la peli es bastante explícita en relación a la tónica habitual Tarantino, con un exceso de sangre en los disparos que se va hasta lo grandguiñolesco y una pretensión de diversión en ella sin preocupación por lo inverosímil (lo que choca con esas vueltas para que resulte creíble que los personajes sobrevivan). Vamos, la violencia se vuelve aquí espectáculo, y su presencia incluso tiende a provocarse de tal modo que solo podamos aplaudir como aplaudiríamos ante un film de acción al estilo de Los Mercenarios. Esto cobra aun más importancia si tenemos en cuenta que nace de ese avance lento de la historia, porque como espectadores esos momentos se aplauden enormemente al servir como relax.



Elegancia.


Todo ello, como es habitual en Tarantino desde Kill Bill, con fotografía de Robert Richardson. Una fotografía que se mueve muy bien en relación al ambiente que busca el film en cada momento, jugando con convenciones exploit como los zooms o con los tonos cálidos propios de los westerns (por cierto, destacar lo bien que se utiliza el barro del suelo del pueblo, algo que viene directamente de Django), pero también destacándose en ese ambiente casi irreal de las haciendas gigantescas de los campos de algodón, de donde destacaría un momento como el paseo en la zona de árboles. Además, un trabajo muy bueno con el movimiento de cámaras, forzando los efectos dramáticos de un modo genial.



Solo intentar molar menos le habría hecho crear un gran personaje.


El montaje, donde Fred Raskin recoge el testigo de la desaparecida Sally Menke después de que ésta hubiese montado todos los films de Tarantino, parece mantenerse bastante bien al nivel. Algunos errores de raccord sin mucha importancia e incluso algún salto de eje que tampoco supone un gran problema son sus principales errores dentro de la convención habitual de la técnica. Por lo demás, destacar su buen hacer en esas secuencias de acción, donde supone una de las bases para ese aire desenfadado y excesivo que plantean. Además, su combinación con una banda sonora espectacular -desde la canción de Django hasta un tema compuesto ex profeso por Ennio Morricone- y un trabajo de sonido bastante adecuado, ayuda mucho a la hora de crear esa carcasa más que interesante.

En el plano actoral, destacar a Christoph Waltz. Nuevamente, clava a su personaje desde un primer momento, con su aire siempre altivo e incluso confiado. No es casualidad que la mejor parte del film coincida con la parte en la que tiene un mayor protagonismo y control sobre la situación. Jamie Foxx, por su lado, pues también lo hace bastante bien aunque se fuerce en algún momento muy concreto. Pero nada, realmente se le perdona, pues su personaje es complejo y además juega con esos conceptos de actuación dentro del propio film, lo cual nunca es sencillo.



Esa fotografía de fondo, de lo mejor de esta parte del film.


Destacar, también, a Don Johnson, que se mueve perfectamente en su papel de terrateniente tan excesivo que se convierte fácilmente en un villano perfectamente sacado de cualquier peli de los 70 o incluso del mundo del cómic. Algo similar intenta Leo DiCaprio pero con mucho menos carisma a pesar de tener mucho más tiempo en pantalla. Su personaje, si bien resulta creíble, no consigue aportar ese tinte de crueldad que se corresponde a sus acciones, quedándose a las puertas incluso cuando pretende ser abiertamente malvado. Aun por encima, no le ayudan ni Samuel L. Jackson, que resulta tan absolutamente sobreactuado que no resulta creíble y hasta se pasa de la línea de poder hacer gracia con su personaje cliché de negro más racista aun que su amo -perdiendo así el poder subversivo que tenía este personaje- ni Dennis Christopher, que acaba por resultar bastante soso, aunque hay que decir que más por guión que por actuación.



Violencia, violencia, violencia, y por eso le amamos a usted!


Resumen:
Se hace larga y el guión parece dar vueltas simplemente alargándola sin demasiado sentido en su parte central y final, aunque se compensa con buenas escenas divertidas, dosis de violencia-espectáculo y una puesta en escena y trabajo de cámara bien diseñado y planteado, con influencias exploit y spaghetti pero con esa manera de coger influencias habitual de Tarantino.



PUNTUACION

Originalidad/Riesgo: 7.5
Técnica: 7.5
Guión: 6.5
Actuación: 7.5

TOTAL: 7.5

3 comentarios:

Damián Villa dijo...

me moló tu crítica, Lois. Hay cosas de las que no entiendo como el montaje y no entro. En otras no estoy del todo de acuerdo contigo, principalmente en una: el personaje de di caprio. a mi me parece que lo hace cojonudamente, a pesar de que sea un cliché con patas (más aún en las pelis filosado de tarantino). muy buen papel de leo en su forma de hablar, en sus gestos y tb en su estrafalaria caracterización. es el personaje que mejor expresa el característico refinamiento exagerado de los sureños americanos. en lo que si estoy de acuerdo plenamente es en que la peli se hace demasiado larga. y puede decirse que para ser de tarantino la trama y especialmente el desarrollo son bastante sencillotes. no me gustó demasiado el personaje de waltz, que lo borda de nuevo, indiscutiblemente, y está muy bien caracterizado, pk considero que su rol no tiene lógica. como puede ser tan extremadamente bueno y desinteresado un cazarrecompensas? hasta el punto de que se "sacrifica" por su amigo. chirría, aunque se acepta. y es que yo creo, y es una opinión muy personal, que tarantino es un aficionado al sado y la violencia con un corazón poético y justiciero. y como en la otra peli los alemanes eran lo peor de lo peor, y christoph waltz maquiavelo resucitado, aquí es casi garibaldi. la peli tiene sus momentos, una primera hora genial en todos los sentidos (buena crítica al racismo desde el punto de vista histórico americano; y tb a otros aspectos que denota de vez en cuando el cazarrecompensas, que viene de la civilizada europa), y el resto del desarrollo se acomoda demasiado y el final es puro trámite para que todo acaba chupi guay. concuerdo con tu nota global.

Luis E. Froiz dijo...

Gracias, Damián.
Simplemente por discutirte un poco, decir que el personaje de DiCaprio, si bien sí tiene esos rasgos de refinamiento excesivo que dices, es precisamente en lo que peca el actor, que se queda en esa superficie y no llega a mostrar un interior de hijo de puta despiadado como lo es. Precisamente es el choque con Waltz, que es un tipo frío y cínico hacia fuera pero en realidad justo y valiente mostrándonoslo desde un comienzo cuando compra a Django y al resto de esclavos les da pie a que se liberen, lo que le hace perder mucho como personaje al de DiCaprio.

Damián Villa dijo...

Podría ser más maloso, no sé, pero a mi me gusta y es precisamente al personaje de Waltz al que me cuesta creérme más allá de su valor metafórico. Lo que si reconozco es que la peli no mejora cuando aparece di caprio, aunque es más bien culpa del guión.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...