martes, septiembre 28, 2010

Aula A La Deriva

Título: 漂流教室 (Hyôryû Kyôshitsu)


Autor: Kazuo Umezz


Año: 1972-1974


País: Japón


Edición: Ponent Mon


Tomos: 6 de 370 pag. aprox. cada uno)









Un colegio entero desaparece de su localización habitual en Tokio para aparecer en medio de un desierto inmenso. Entre sus alumnos se destaca la figura de Sho Takamatsu, que se erigirá como líder y protector de los alumnos tras la caída de todos los profesores, y que poco a poco se irá percatando de cuál es la situación real, de que el viaje quizás no ha sido espacial sino temporal, y de que su supervivencia es cada vez más complicada. Y mientras tanto, viéndose obligado a lidiar con todo tipo de problemas en la minisociedad que supone el colegio, al tiempo que elementos externos atacan sin que los niños puedan hacer demasiado para luchar.

Estamos hablando de fútbol!.


Resulta que un grupo de personas que por vicisitudes del destino acaban abandonadas o perdidas en un paraje desconocido, viéndose obligados a sobrevivir con los recursos existentes, es algo que ha dado pie a unos cuantos argumentos de ficción. Desde Robinson Crusoe hasta Perdidos se va evidenciando, además del hecho de que las islas son un buen lugar para ello. Y si los protagonistas son críos, es evidente que El Señor De Las Moscas se convierte en una cita inevitable, como ocurre con el manga que nos ocupa.

Pero lo que no es tan habitual es que esto suceda no en otro lugar del espacio, sino en otro punto temporal, como ocurre aquí. Y es que los viajes temporales hacia delante han mostrado problemas apocalípticos como los de El Planeta De Los Simios o La Máquina Del Tiempo, con el colapso de la humanidad como protagonista. Que no parece que tengamos mucha confianza en poder salir hacia delante correctamente.

Contra eso, ni a cañonazos.


Centrándonos en Aula A La Deriva, es importante resaltar su condición de ficción seriada, con esa necesidad de mirar hacia delante constantemente, y que es su principal problema de credibilidad en conjunto. Porque, al igual que ocurría con la ya citada Perdidos (por mucho que digan sus seguidores), se evidencia que muchos de los momentos son creados para el disfrute puntual, sin pensar en sus consecuencias y ni siquiera, en ocasiones, en sus posibles resoluciones. Tal es el caso de momentos como el monstruoso ciempiés que les ataca, o la aparición de elementos como las setas o la momia.

Pero bueno, esto es algo que también hace especial al cómic, evolucionando a trompicones por un montón de problemas y siempre con una estructura de ocurre algo, se soluciona e inmediatamente están metidos de lleno en un nuevo momento de agonía. Con esto consigue, lógicamente si nos tragamos las fantasiosas explicaciones que se dan a prácticamente todo (desde sueños hasta agujeros temporales causados por explosiones), un ritmo cojonudo, basado en el constante cliffhanger y la constante cercanía del fin.

Los sacrificios, siempre de moda.


Para ello, unos personajes que, con la ventaja de ser críos de unos 11-12 años, se muestran en ocasiones tremendamente maduros y responsables, pero también derivándose hacia el hecho de que son niños y se desesperan ante su incapacidad para afrontar la situación, sobre todo al no ser capaces de entenderlas. No obstante, es chocante esa relación entre ellos y los adultos, además de los diálogos, situándolos muy por encima del nivel habitual que deberían mostrar.

En cuanto a sus características personales, los principales se encuentran perfectamente definidos desde su aparición, comportándose, dentro de ese derivar entre la madurez y lo caprichoso, de modo coherente y bien argumentado, aunque se eche en falta un poco más de evolución en los mismos. Pelín excesivo, si me apuran, algún momento tirando hacia el final, especialmente en el comportamiento de Ootomo, así como esos momentos de valentía pura que demuestran algunos de los críos. Pero bueno, que si nos centramos solo en la lógica y la coherencia la historia perdería mucho. Así que se le debe perdonar.

Aprende a hacer anuncios, DGT.


Eso sí, echándosele en cara la excesiva costumbre, nuevamente derivada de ese mirar hacia delante, y que de todos modos se da sobre todo solo en la primera mitad de la serie, de hacer aparecer desde el grupo de alumnos no protagonistas a nuevos personajes, que de pronto se vuelven importantes y resultaban tener una cierta importancia pero sin que nosotros lectores lo supiéramos, y vuelven a desaparecer rápidamente sin mayores explicaciones.

Y todo con dibujo del propio Umezz, con un aspecto simple y efectivo, aunque con un exceso de estaticidad en determinados momentos, y sin llegar a resultar demasiado correcto en cuestiones como las expresiones faciales de los críos. Pero sin embargo, muy bien en cuanto a la creación de monstruos y a las luchas, lo cual, al sumarse a su poco miedo a mostrar elementos de violencia explícita, consigue crear mucha fuerza en esos momentos en los que realmente es necesaria para que la trama cobre sentido y agilidad.

No, no se está afeitando.


Nota: las imágenes no corresponden a la edición comentada, sino a una en inglés digitalizada por ahí. Por eso evité viñetas de diálogos.


Resumen:

Un manga que acusa mucho su condición seriada, sobre todo por problemas en cuanto a la continuidad y la lógica narrativa, pero que una vez que el lector entra sin prejuicios en su mundo, se hace entretenido gracias a sus constantes cliffhangers y el buen uso de los recursos de Umezz como dibujante en las escenas de tensión.





PUNTUACION

Originalidad/Riesgo: 8.5
Dibujo:: 7.5
Guión: 6.0
Personajes: 6.5

TOTAL: 7.0

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